segundo examen fundamentos 2º bach


Título


La catedral de Rouen Autor:
Claude Monet Tipología:
Pintura.

Época

Finales S XIX (1890-1893)

Técnica

Óleo sobre lienzo Medidas:
65 x 100cm Estilo:
Impresionismo Tema:
Paisaje urbano.

Localización

Museo Pushkin (Moscú)

Contexto

Explica brevemente el contexto histórico-cultural de la época en que se sitúa la obra, carácterísticas del movimiento al que pertenece, carácterísticas del autor
Durante el último tercio del S XIX se produjo en la pintura francesa una renovación frente a la anquilosada pintura academicista, que dio lugar al impresionismo. La pintura impresionista se preocupó por la captación del instante fugaz; implicaba trabajar rápido con pinceladas sueltas para analizar los efímeros efectos de luz.
Para ello tenían muy presente la teoría de los colores establecida por el físico Chevreul acerca de los colores complementarios. Monet, líder del grupo, terminó dejando París y se instaló en Giverny, aunque también viajó (Londres, Venecia… pero especialmente por Francia). A partir de 1890 pintó series de telas dedicadas al mismo motivo bajo distintas condiciones lumínicas y climáticas. Entre estas destacan los almiares, los acantilados de Bretaña, el Parlamento de Londres… Pero su serie más famosa es la dedicada a la catedral de Rouen. Representó la catedral en múltiples momentos del día y bajo diferentes condiciones atmosféricas. La imposibilidad de representar en un mismo lienzo cada variación de luz llevó a Monet a trabajar simultáneamente con varios a la vez, pasando sucesivamente de un lienzo a otro según cambiaba la luz y aplicando una pincelada rápida. La prosecución y conclusión de cada uno de ellos iba en función de la similitud con las condiciones ambientales de un momento determinado. Su gran memoria visual y retentiva óptica le permitíó finalizar algunos de estos cuadros en su taller de Giverny. El resultado final es una treintena de vistas de resultados sorprendentes. Análisis formal: –

Descripción

Vista de la fachada oeste de la catedral gótica de Rouen. –

Composición

La masa de la fachada ocupa casi toda la extensión de la tela, excepto un breve espacio destinado al cielo. Rompe la simetría gracias al desplazamiento a un lado del punto de vista, para dar perspectiva. Todas las obras de la serie tienen puntos de vista semejantes. Pese a la aparente monotonía del conjunto, Monet escogíó en realidad tres ángulos ligeramente distintos desde los que captar las variaciones lumínicas de la fachada de la catedral, en la que los detalles se difundían bajo el azul claro, el rosa y el dorado, según estén a la luz o a la sombra.


Tratamiento de la línea

La obra no presenta contornos definidos. Monet usó el dibujo sólo para situar la composición, a partir de ahí este se pierde. –

Forma

Las formas aparecen imprecisas, difuminadas y disueltas por la luz. No hay detalles, sólo permanece la impresión general. Esta es una carácterística propia del impresionismo. –

Color

Mediante pequeñas pinceladas pastosas y visibles se ha aplicado una gama de colores ocres, anaranjados y azulados. Hay que hacer notar el uso de una pareja de complementarios (azul-naranja). El contraste de complementarios era especialmente querido por los impresionistas y deriva de las investigaciones de Chevreul. –

Luz

Cada cuadro de la serie muestra un efecto de luz diferente. Este en concreto parece haber sido pintado en un momento de luz fría y sol bajo. Al ser la fachada oeste la luz le llegaría por la tarde. ¿Fin del invierno? ¿Principios de primavera? –

Perspectiva

Monet no renuncia a la perspectiva tradicional. La fachada aparece ladeada desde un punto de vista a la derecha. El punto de vista parece un poco alto, que se corresponde con la altura de los capiteles, porque forman una línea horizontal. ¿Se pintó desde un lugar elevado respecto al nivel del suelo de la fachada? –

Pincelada, textura:

Monet ha trabajado rápido dejando en toda la superficie un efecto espontáneo donde las pinceladas cargadas de pintura espesa se perciben con claridad. La textura resultante es irregular y rugosa.

Función y significado

Intención expresiva del autor. Modelos e influencias de la obra. La intención de Monet fue la de reflejar los cambiantes juegos de la luz y los diversos cambios en la atmósfera durante el transcurso del día sobre el único motivo de la fachada oeste y pórtico del edificio. Y quiere hacerlo utilizando sólo el color y la interacción entre estos según la teoría de los colores de Chevreul. El propio artista dejó escrito su modo de abordar aquella particular tarea: “Todos los días capto y sorprendo alguna cosa que todavía no había sabido ver … ¡qué difícil de hacer es esta catedral…! Cuanto más avanzo, más me fatiga restituir lo que siento, y me digo que aquel que dice haber terminado una tela es un terrible orgulloso”. 


Los múltiples recovecos y detalles propios de la arquitectura gótica provocaban sombras en continuo cambio debido al movimiento del sol: por eso la tarea de Monet era enorme. Este afán por congelar un momento lumínico determinado nos lo vamos a encontrar cuando Antonio López pinte “La Gran Vía” fijando en una pintura hiperrealista un determinado efecto lumínico, la luz de inicios de verano a primerísima hora de la mañana. Aunque ya tuvo un precedente en las investigaciones de Constable respecto a la catedral de Salisbury.
Por primera vez en la historia de la pintura se había logrado representar la cuarta dimensión: el tiempo. Fue un logro reivindicado por numerosas vanguardias varias décadas posteriores. Entre estas hay que señalar a Andy Warhol que, en su película “Empire”, graba el Empire State Building durante un día completo sin mover la cámara de sitio. La luz y el paso literal del tiempo nos remiten a Monet.

Título “El beso” (Paolo y Francesca)

Autor

Auguste Rodin (1840-1917)

Tipología

Escultura en bulto redondo Época
Finales S XIX (Encargada en 1888, expuesta en 1898).

Técnica

Mármol tallado Medidas
181,5 cms de alto, 112 cms ancho, 117 cms fondo.

Estilo

Impresionista Tema
Literario Localización
París, Museo Rodin Contexto
:
Explica brevemente el contexto histórico cultural de la época en la que se sitúa la obra, carácterísticas del movimiento al que pertenece y carácterísticas del autor. Durante la segunda mitad del S XIX la escultura en Francia fue evolucionando desde el neoclasicismo que preconizan las academias de Bellas Artes hasta artistas con un estilo más libre y expresivo. De este modo, la escultura se acerca a los efectos que en ese momento está consiguiendo la pintura impresionista: vibración óptica de las superficies, efectos espontáneos y de inacabado, huida de lo convencional… Rodin fue el mejor exponente de la renovación de la escultura: su obra, espontánea, muestra frecuentemente, como en esta obra, figuras enraizadas en la masa de la piedra o el barro. Sus superficies, rugosas y llenas de marcas de la herramienta, reflejan la luz de forma discontinua de modo similar a como ocurre en la pintura impresionista. En compensación por las falsas acusaciones que la Academia había hecho a Rodin acerca de “La edad de bronce” ésta le encargó unas puertas monumentales para un museo (“Las puertas del Infierno”). 


Inspirándose en “El Infierno” de la Divina Comedia de Dante Rodin imaginó las puertas recubiertas de figuras de condenados. 

Descripción material y análisis formal:

Tema


Representaba dos personajes de la Divina Comedia de Dante Alighieri, Francesca y Paolo; Francesca de Rímini –nombre con el que al principio se conocía esta obra- se enamoró perdidamente de Paolo, hermano de su esposo, casado también a su vez. Rodin representa el preciso momento en el que Francesca y Paolo se besan apasionadamente mientras leían; justo en ese momento los amantes fueron descubiertos por el esposo de ella quien los mata al instante. Juntos, cumplirán su pena en el infierno, en el círculo de los lujuriosos. No se pide –

Descripción

Vemos dos figuras entrelazadas, un hombre y una mujer desnudos que se abrazan y besan apasionadamente. Han sido realizadas con un aspecto liso y pulido, aunque reposan sobre una parte del bloque de mármol que apenas ha sido desbastado y con la que contrastan las pulidas figuras. Es una escultura en “bulto redondo”, lo que permite al espectador contemplarla desde distintos puntos de vista. –

Tratamiento de la forma, figura

Los cuerpos han sido esculpidos de forma realista aunque con idealización en el tratamiento de la anatomía. Él está representado con un espíritu protector mientras que ella es la parte más apasionada de la pareja. Rodin cree que la belleza en el arte consiste en la representación del estado interior; para lograr este fin a menudo distorsionaba sutilmente la anatomía. –

Composición

Sigue un efecto en espiral. De la rugosidad de la piedra sin desbastar surgen las piernas que ejercen un efecto de impulso ascendente a través de la posición de las tres rodillas; posteriormente, los brazos van cerrando la composición en un juego de líneas contrarias, hasta culminar la pirámide visual en la fusión de ambas cabezas en el beso. La carácterística técnica de su autor, el inacabado de las figuras, se advierte en dos puntos: el arranque de las piernas que parecen surgir de la piedra (de la propia naturaleza, de lo primitivo) y en los rostros (que pierden toda su individualidad al diluirse en el propio gesto de besar). Con ello y los contrastes de luz que ello supone, gana enormemente su efecto expresivo


Movimiento

Hay un gran dinamismo en la composición conseguida con el movimiento en espiral. Este subraya lo apasionado de la escena, su vital dramatismo. –

Expresión

La figura masculina, más robusta y poderosa, presenta una actitud serena, protectora (la mano sobre la pierna de la mujer) mientras que la mujer se curva y abraza con pasión. El beso tiene fuerza y dulzura por igual. La escultura es multifocal: sus distintos puntos de vista hacen que el espectador pueda rodear la obra y encontrar en ella multitud de detalles viendo una escultura múltiple. A veces prevalece la sensibilidad de un beso tierno (si la contemplamos anteponiendo la espalda fina y delicada de la mujer); otras la de un beso pasional (si anteponemos el cuerpo musculoso del varón); o la de un gesto simplemente de amor (si prevalece la imagen de brazos y rodillas de los amantes y el brazo izquierdo de la dama nos oculta el propio beso, pero nos transmite toda su ternura cogiendo a su amante por el cuello). Todo ello sin perder la unidad, conseguida a través del movimiento compositivo, que da continuidad y sucesión a todo el proceso gestual. Los cuerpos desnudos y entrelazados de los dos amantes se funden como si fueran uno y la pasión del beso hace al espectador partícipe de ese íntimo momento. –

Espacio

Se trata de un volumen en el que predominan los espacios macizos, dejando apenas lugar para los espacios vacíos. Su tamaño, algo más grande que el natural, permite la comprensión del volumen y que el espectador gire alrededor de ella. –

Textura

La superficie pulida y brillante del mármol permite que la luz resbale por las blancas formas y realce la belleza anatómica de los cuerpos entrelazados. Al mismo tiempo, la superficie rugosa refleja la luz de forma discontinua, produciendo una vibración óptica semejante a la que obtienen los pintores impresionistas. –

Tratamiento de la línea, del color, de la luz

El color blanco del mármol favorece la comprensión del claroscuro, mientras que las diferentes texturas influyen en la percepción de la luz.

Significado de la obra

Intención expresiva del autor.

Modelos e influencias de la obra

Esta obra es una representación visual del amor físico: una fuerza interna une en audaces abrazos a seres que manifiestan su felicidad compartida. Esta representación del amor como parte del comportamiento del ser humano provocó una fuerte reacción en sus contemporáneos que la juzgaron como crudamente realista e impúdica. 


Sin embargo la obra gozó de notable aceptación popular. Esta escultura, elaborada entre 1886 y 1890, corresponde al momento en que Rodin trabaja junto con Camille Claudel. Es en cierto modo una obra autobiográfica. Rodin es uno de los escultores más importantes a lo largo de la historia: su obra marca la frontera entre la escultura tradicional y las nuevas corrientes vanguardistas desarrolladas en los siglos XIX y XX. Al mismo tiempo que innova, Rodin será el heredero de la obra de Miguel Ángel en sus expresivas obras inacabadas.
El Artista: (no lo piden en la PAU)
Auguste Rodin (1840-1917), el gran escultor impresionista del s. XIX. Su obra se caracteriza por el hecho de recurrir a temas figurativos tratados con gran
innovación, el “non finito” y la importancia concedida a los volúMenes son elementos indispensables en toda su producción. Fue un gran admirador de Miguel Ángel y como él, apasionado y dramático en su concepción plástica del hombre. Dotaba a su trabajo de gran fuerza psicológica expresada a través del modelado y la textura. En 1875 viajó a Italia, donde se sintió atraído por el tratamiento del movimiento y la acción muscular en las obras de los
escultores del Renacimiento Donatello y Miguel Ángel.
Historia de la obra: (no lo piden en la EvaU)
La obra se relaciona con el programa iconográfico que cubría las “puertas del Infierno”. Tras el
éxito que tuvieron las primeras pruebas el artista la esculpíó de manera independiente, en
parte porque el tema sensual y tierno no encajaba con el resto de figuras torturadas. El gobierno francés encargó en 1888 a Rodin una versión en mármol de “El Beso” de gran tamaño y diez años después, en 1898, la obra fue expuesta en El Salón de París. Su exposición produjo
tantísima expectación que el fundidor Barbedienne le ofrecíó al artista la idea de producir
pequeñas réplicas en bronce de la obra. Rodin hizo una segunda versión en 1900 para el
estadounidense Warren (al que no le convencíó y terminó almacenada; la Tate Modern de
Londres adquiríó la obra para su colección). Existe una tercera versión realizada por el artista y
encargada por el coleccionista Carl Jacobsen que hoy se conserva en la institución danesa que
el propio Jacobsen fundó.

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