Simbolos literarios


LA POESÍA DE FEDERICO GARCÍA LORCA: POÉTICA

Tradición y vanguardia

La obra de Lorca es una coherente fusión de lírica popular e innovación vanguardista. Coexistencia de las formas tradicionales con imágenes audaces y sugerentes vanguardistas. Hace acopio de poesía de tradición oral (coplas, romances, canciones infantiles) y de los cancioneros de los siglos XV y XVI, además de la inspiración del cante jondo andaluz.

Lorca fusiona los elementos provenientes de la tradición con otros que surgen de su imaginación. Influencia de la poesía clásica española y de una tradición romántico-simbolista más cercana. Se nutrió de los estilos de vanguardia, presencia de lo irracional y onírico. No se entrega a las novedades de manera absoluta: su no renuncia a la tradición está en el origen de su ruptura con Dalí y Buñuel. Causa: “tradicionalismo” lorquiano.

Lorca y el surrealismo

Su pertenencia a este ha sido muy discutida. Existen dos fases, la primera hasta 1928, es un vago surrealismo circunscrito a la atmósfera onírica de sus poemas. La siguiente entre 1928 y 1931 es un surrealismo más radical, que culmina con “Poeta en Nueva York”.

Lorca llega al surrealismo a través de una evolución natural a la que es proclive su temperamento poético, y encuentra en su extraño y violento lenguaje un idioma para expresar la frustración, brutalidad y la muerte.
Es indudable que la vertiente culminada en “Poeta en Nueva York” muestra rasgos surrealistas, pero su ilogicismo no es comparable a las creaciones francesas o a las realizadas por autores españoles como Aleixandre.

Los símbolos

Son elementos clave de su poesía. Muchos de estos se repiten con especial insistencia, con lo que son perfectamente identificables. El “caballo malherido” simboliza un funesto presagio. La luna simboliza la muerte muchas veces, otras se le asigna una función fecundadora, así pues los dos planos temáticos de su poesía: la vida y la muerte.

Lo metálico es asociado con la muerte. Existe una presencia obsesiva de los objetos metálicos punzantes. También se hallan ligados a los conflictos y azares de la raza gitana. El bronce y el cobre simbolizan la tonalidad de la piel. Otros símbolos fatídicos son el color verde, el negro, la sombra o el agua estancada o “la mar amarga”. El líquido elemento actúa normalmente como signo positivo, fecundador y erótico.

El caballo está ligado a la figura del gitano. Los atributos del caballo representan lo masculino y viril. Otra faceta del símbolo es la violencia de la escena en la que el protagonista se precipita por un despeñadero. Además el caballo y el jinete al que acecha la muerte o es ya cadáver es un auténtico leitmotiv lorquiano. El caballo negro es portador de malos augurios. A veces este símbolo tiene connotaciones eróticas.

El toro tiene una clara significación trágica (truncamiento de la vida), evoca la sangre y la muerte además de una dimensión mítica. El viento a veces se nos muestra lascivo y otras fatídico.

Lo trágico

La poesía de Lorca es trágica y violenta. Las pasiones se desencadenan intensamente, llevando a los personajes a un destino fatal. Es la legítima tristeza por la fugacidad de la vida y la realidad de la muerte. Esto queda subrayado por su concepto del tiempo (no tiene una conciencia intelectualizada del mismo, sino que es un tiempo “vital”).

La muerte acecha detrás de cada movimiento y el poeta no suele conocer los antecedentes, solo interesa la muerte en sí misma. Suele ser frecuentemente violenta, apareciendo objetos punzantes que tienen un componente mítico, con ellos se lleva a cabo la muerte.

El dolor y el sufrimiento son componentes esenciales. Cuando Lorca evoluciona a su segunda etapa no abandona lo trágico: la tragedia neoyorkina es menos cruel pero más sobrecogedora por su inhumanidad.

Amor y sexo

El amor surge de una concepción panteísta del mundo y se vuelca en todos los seres, adquiere una dimensión cósmica, trascendente, ligado a las raíces más profundas del ser. Un aspecto fundamental de este tema es la pasión amorosa, fuerza vital que está unida inevitablemente con la muerte. Aunque el amor trasciende a la sexualidad, también es importante la faceta camal, el sexo es un impulso dionisiaco al que no se puede resistir, no conoce límites.

Destaca el carácter pansexual de su erotismo, el cual elimina la oposición entre amor heterosexual y homosexual. Recurre con frecuencia a unificadores de los caracteres sexuales (muslos, cinturas).

Preocupación social

En la obra de Lorca existe un enorme sentimiento de solidaridad con los oprimidos, los desposeídos y humillados: desde el proletariado y campesinos hasta los marginados sociales y sexuales. Un gran colectivo tratado son los gitanos, su condición de marginados le permite convertirlos en símbolos de la soledad cósmica del hombre a la vez que son poseedores de una rica tradición cultural. Por otra parte, su exotismo facilita la sublimación erótica. La misma función tienen los negros en “Poeta en Nueva York”. Comparten con los gitanos la marginación y el ser símbolo de valores primitivos que se enfrentan a una civilización absurda. El poeta lamenta que la sociedad corrupta esté destruyendo su pureza.

Forma métrica

La métrica de su obra tiene dos vertientes: la tradicional (popular y culta) y la libre, ambas entrelazadas. Dentro de lo popular dominan los versos octosílabos además de tetrasílabos, pentasílabos, hexasílabos y heptasílabos, incluso bisílabos y trisílabos. Hay formas fijas (romances, villancicos) que a veces presentan variantes. En la tradición culta aparecen el endecasílabo y alejandrino, que a veces adoptan esquemas clásicos (soneto) pero predominan las formas sueltas. No faltan endecasílabos y alejandrinos blancos, que son una apertura hacia el verso libre y a menudo se mezclan con él.


Lengua y estilo

Los recursos más habituales son las metáforas, los símiles, oxímoros, epítetos, desplazamientos calificativos, la aliteración y las estructuras paralelísticas.

Debe de ser destacada la metáfora ya que todas las sensaciones lorquianas tienen su razón de ser, su origen y su fin en la metáfora. Siempre sintió una gran preocupación por ella que permite conectar diversos planos semánticos. Su extraordinaria fuerza expresiva contribuye a crear la atmósfera onírica típica del autor. Cabe destacar las metáforas sombrías, que no tienen una función decorativa sino que son anunciadoras de lo desusado y misterioso.

Otro recurso habitual es la personificación de los elementos naturales, forma de ligar al hombre con la esencia del mundo.

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