11.5.
El sistema canovista y la Constitución de 1876.
Reinado de Alfonso XII
Contexto europeo: El contexto europeo de en torno a los años 80 del Siglo XIX se caracterizó por: la estabilidad política, quedando atrás los tiempos de los pronunciamientos militares y los constantes cambios de sistema político y constitución;
La tendencia hacia la democratización de los países, observándose un intento de imitar el modelo inglés; y la primacía del interés nacional sobre la ideología propia, lo cual se ve en materia económica, donde los mismos liberales van a llevar a cabo políticas proteccionistas.
La tendencia hacia la democratización de los países, observándose un intento de imitar el modelo inglés; y la primacía del interés nacional sobre la ideología propia, lo cual se ve en materia económica, donde los mismos liberales van a llevar a cabo políticas proteccionistas.
Situación social de España: En España, en 1873 quedó constatado el fracaso de la República con la revuelta cantonal. Así, en 1874, el general Pavía dio un Golpe de Estado y establecíó un gobierno provisional que funciónó como régimen de transición. En esta situación, la sociedad se muestra partidaria de una restauración de la monarquía en la persona de Alfonso XII, destacando el interés de los siguientes grupos: la nobleza, que continúa siendo contrarrevolucionaria y desea un sistema de orden que la república no había conseguido; el ejército, el cual considera que debe haber un régimen de orden capaz de asegurar los intereses españoles en el exterior, que ahora son la conservación de las Antillas; la Iglesia, la cual quería un régimen a favor de las buenas relaciones comenzadas en el Concordato de 1851 y debilitadas con la República; la burguésía, que desea un régimen capaz de garantizar sus derechos; y las clases populares, que, tras la decepción que supuso el modelo republicano en el que las promesas se vieron frustradas y se reprimíó duramente la revuelta cantonal, vieron con buenos ojos el cambio de sistema. De este modo, diremos que la restauración de la monarquía tuvo tres apoyos: el partido
Alfonsino (liderado por Antonio Cánovas del Castillo, el cual se dio cuenta de que, para que la Restauración tuviera éxito, era necesario instaurar un sistema nuevo), el ejército (el cual consideró que la Restauración de la monarquía fomentaría la defensa de la integridad nacional, el prestigio de España y la defensa de los intereses coloniales del país) y los grupos financieros (la Restauración recibíó el apoyo financiero de la burguésía valenciana y barcelonesa y de aquellos con intereses económicos en las Antillas).
Alfonsino (liderado por Antonio Cánovas del Castillo, el cual se dio cuenta de que, para que la Restauración tuviera éxito, era necesario instaurar un sistema nuevo), el ejército (el cual consideró que la Restauración de la monarquía fomentaría la defensa de la integridad nacional, el prestigio de España y la defensa de los intereses coloniales del país) y los grupos financieros (la Restauración recibíó el apoyo financiero de la burguésía valenciana y barcelonesa y de aquellos con intereses económicos en las Antillas).
Cánovas quería que el proceso de Restauración se hiciera mediante medios civiles, es decir, sin intervención militar, ya que estimaba necesario el fin de la presencia militar en la política. Sin embargo, el 29 de Diciembre de 1874 el general Arsenio Martínez Campos dio un Golpe de Estado en las afueras de Sagunto y proclamó rey a Alfonso XII. Automáticamente, el pronunciamiento fue apoyado por los ejércitos del norte y del centro y por las guarniciones militares de Madrid y todas las provincias. A continuación, se nombró como presidente a Cánovas del castillo, el cual se convirtió en representante oficial de Alfonso XII. El 9 de Enero de ese mismo año desembarcó el rey en Barcelona y confirmó el gobierno de Cánovas. Desde este momento hasta la elaboración de la Constitución de 1876, Cánovas actuó en tres direcciones: trató de crear una élite que sirviese de apoyo a la monarquía de Alfonso XII, adjudicándose cargos clave a generales alfonsinos, aproximándose a la jerarquía eclesiástica y colocando a personas leales al rey en la Administración; intentó que liberales y republicanos formaran un partido de oposición que se alternara en el gobierno con su partido; y llevó a cabo una vinculación del ejército al poder civil, nombrando al rey jefe supremo del mismo. Hecho todo esto, Cánovas preparó una asamblea de antiguos senadores y diputados monárquicos, convocando elecciones mediante la Ley electoral de 1870, en la que se propónía el sufragio universal masculino (término que resulta improcedente en estas elecciones, pues estuvieron falseadas para que predominaran los monárquicos y funcionara el sistema canovista).
Constitución de 1876: De Marzo a Mayo de 1876 se discutíó el texto constitucional que había redactado Cánovas y que, tras ser aprobado y sancionado, fue publicado en la Gaceta de Madrid el 2 de Julio de 1876. Dicha Constitución contemplaba una soberanía compartida entre el rey y las Cortes, incluía una declaración de derechos individuales (cuya regulación se deja a leyes posteriores) y conservaba los mecanismos legislativos de la Constitución del 45: se proclama la inviolabilidad del monarca; se establece una iniciativa legislativa compartida entre el rey y las Cortes; y se propone una división de poderes en legislativo (las Cortes eran bicamerales, podían ser disueltas por el rey, en el Senado existían senadores vitalicios, por derecho propio y electos, y el Congreso era elegido mediante una Ley electoral que propónía en principio el sufragio censitario pero posibilitaba un posterior sufragio universal), ejecutivo (el titular era el rey, que designaba un presidente del gobierno y aprobaba el equipo de ministros que este elegía, siendo además jefe de las Fuerzas Armadas y quedando como irrelevante la función del cuerpo electoral) y judicial (dependía del rey). Así, tenemos un sistema caciquil en el que una élite de Madrid da favores a las élites de las provincias a cambio de que estas fomentasen un resultado en las elecciones acorde con los deseos de los primeros. Al principio, esto fue fácil de hacer con el sistema de sufragio censitario. El problema llegó cuando, años más tarde, durante la Regencia de María Cristina de Habsburgo, se dio una Ley electoral que establecía el sufragio universal masculino. Esto hizo que el control fuera posible en las regiones pequeñas pero no en las grandes ciudades, optándose por el llamado pucherazo (alteración directa de los votos de las urnas) ante la necesidad de que el sistema siguiera funcionando. Sin embargo, cuando las ciudades toman demasiado poder se hace imposible el engaño.
Partidos políticos: En relación a los partidos políticos de la Restauración, diremos que se caracterizaron por: fueron partidos parlamentarios y están formados por las élites del momento, compuestas por la aristocracia tradicional y la burguésía; presentaban una ideología cristiana y tradicional; defendieron el orden social establecido, sin ascenso de las clases obreras; se guiaron por intereses económicos y sociales; y sus miembros se relacionaron a través de matrimonios y prácticas sociales comunes. En primer lugar destacó el partido conservador, que supuso la continuación del partido Alfonsino, estuvo dirigido por Cánovas y lo formaron aquellos que se habían opuesto a la República. No obstante, Cánovas se percató de que para mantener el sistema de la Restauración era necesario otro partido con el que pudiera alternarse el suyo en el poder. Así, entabló negociaciones con Sagasta para que formara una agrupación con los liberales republicanos, dentro de los cuales se observaron dos tendencias cuando los conservadores ganaron en 1876: tendencia constitucional (partidaria de la Constitución del 45) y tendencia centralista (partidaria de la Constitución del 76). En 1880, estas dos tendencias se unieron y formaron el partido liberal fusionista, que tuvo como objetivo democratizar el sistema. Esta agrupación estuvo formada por antiguos progresistas, republicanos, demócratas y miembros de la Uníón Liberal.
Práctica política: A lo largo del reinado de Alfonso XII, estos dos partidos antes vistos se alternaron en el poder. Primero gobernaron los conservadores de 1875 a 1881. En 1881, nada más formarse el partido liberal fusionista, este formó un gobierno que duró hasta 1884. En dicho mandato, se llevaron a cabo diversas reformas: se establece una mayor libertad de prensa y de cátedra, se legaliza la propaganda republicana, y se produce un giro librecambista en la economía, quitándose aranceles y firmándose un tratado comercial con Francia. En 1883, el ala izquierda del partido logró imponerse y mostró una especial preocupación por la situación de las clases trabajadoras, creando una Comisión de Reformas Sociales. En 1884, el partido conservador fue llamado nuevamente a gobernar, incorporándose a sus filas Alejandro Pidal y Mon, líder de la uníón católica que consiguió un mayor apoyo eclesiástico al partido conservador. En Noviembre de 1885, fallecíó Alfonso XII y ocupó la Regencia María Cristina. Durante este periodo, existíó una inquietud política sobre la continuidad del sistema, manteniéndose finalmente este en funcionamiento gracias al Pacto de El Pardo y a que en 1886 nacíó Alfonso XIII, lo que contribuyó a la distensión del ambiente político.