Sociedad ilustrada


Describe rasgos actuales del modelo nórdico de RRLL

El sistema de bienestar de estos países se articula en base a dos hechos principalmente: la intervención político-económica del Estado y una notable concienciación y participación política de la sociedad. 

Política fiscal

Algo fundamental de estos países es que el estado interviene de manera bastante activa en la economía nacional. Una de esas formas de actuación es a través de la política fiscal, esto es, de los impuestos. La idea de este estado intervencionista reside en que debe redistribuir los impuestos de manera equitativa y justa a toda la población y todas las capas sociales, de manera que todo el mundo tenga las mismas oportunidades de desarrollo gracias a una educación pública igual para todos, una sanidad universal, empleo de calidad, acceso a la vivienda, políticas sociales para los más desfavorecidos, etc.

Lógicamente, todas estas intenciones políticas cuestan bastante dinero, dinero que de algún sitio debe salir. La vía más normal es a través de los impuestos. En este sentido nos encontramos con que las cargas impositivas, tanto directas como indirectas son, en estos países, muy altas.

Empleo público

Según datos de la OIT de 2012, Dinamarca, Suecia y Finlandia son los países de la UE en los que existe mayor proporción de funcionarios dentro de la población activa. Dentro de las ventajas que supone tener tal número de empleados públicos podemos destacar la previsible calidad del servicio que realizan – aunque eso también dependa de la organización y funcionamiento interno de las Administraciones Públicas – y la estabilización de empleo e ingresos en gran parte de la población, ya que al haber tanta gente con un trabajo vitalicio y un sueldo fijo, el consumo se mantiene más estable y el propio estado absorbe una buena cantidad de la población activa, lo que también ayuda a mantener bajas tasas de paro. En cambio, como contrapartidas a estas cifras, un número alto de empleados públicos, así como una cantidad notable de organismos e instituciones en las que actúen, significa que hay que destinar gran cantidad de recursos a su financiación, pudiendo privar de dichos recursos a otras partidas o actuaciones. También, en esta línea, un alto número de trabajadores públicos, sobre todo en estos países con una población relativamente baja, hace que el sector privado encuentre dificultades para encontrar mano de obra, sobre todo de cualificación media.

Modelo laboral de la ‘flexiseguridad’

En este modelo, la contratación y despido de trabajadores es gratuita, pero a la hora de proteger al trabajador, el Estado recoge el testigo y le proporciona un subsidio sustancioso para que no vea muy mermada su capacidad de compra, así como fomenta que el trabajador se instruya y adquiera nuevas o renovadas competencias laborales de cara a una reinserción en el mercado laboral lo más rápida posible y en un puesto de calidad.

Para que este sistema funcione de manera correcta, deben estar perfectamente articulados los tres pilares del mercado de trabajo: flexibilidad, protección y formación. Cualquier punto que se descompense haría desestabilizar todo el sistema del mercado laboral, por lo que esta aparente perfección laboral esconde a su vez una delicadeza alta. 

Educación como base del desarrollo

Así, en los países nórdicos se ha acabado formando una cultura que favorece la educación de calidad. La propia sociedad, al igual que las instituciones públicas, se han concienciado de que la gran baza que tienen de cara a seguir creciendo económicamente y poder seguir manteniendo su sistema y su calidad de vida es tener a una población – o a su fuerza de trabajo – lo mejor formada posible, de manera que su productividad sea elevada y haya iniciativa empresarial de establecerse en dichos países puesto que en ellos habrá unos recursos humanos de enorme calidad.

En esta línea, los esfuerzos públicos en favor de la educación pública son absolutos. Aquí se circunscriben tanto los gastos del estado para pagar las nóminas de los profesores como el mantenimiento de los edificios educativos, las becas, subvenciones y demás transferencias que se realizan en favor de la educación pública y privada. Qué decir tiene que en estos países nórdicos, la enseñanza primaria, secundaria y terciaria es totalmente gratuita y a menudo existen generosas becas adicionales para material escolar, ayudas de movilidad y familias con menos recursos.

Pero esto no acaba aquí. La apuesta por la educación no sólo parte de las instituciones públicas, también de la sociedad y el mundo privado. El desarrollo de la sociedad del conocimiento es una tarea de todos y así lo reflejan numerosos datos. En este sentido, en las economías desarrolladas actuales, la apuesta por la investigación y el desarrollo también es fundamental para seguir creciendo y tener progresivamente una mejor calidad de vida. Este hecho, en las economías de mercado, es impulsado tanto por el sector público como por el privado.

Igualdad de género y conciliación familiar

Por estos motivos, y en un delicado y difícil intento por equilibrar igualdad de género y promoción de la familia – no olvidemos que los recursos humanos son vitales para estos países –, los estados nórdicos han realizado políticas bastante activas de cara a blindar laboralmente a las mujeres, tanto en su propio empleo como facilitar a los padres el desarrollo de una vida familiar.

Por ejemplo en Suecia, las bajas por maternidad y las ayudas a la familia también son sustanciales. Los progenitores suecos disponen de 480 días – 16 meses – de permiso con el 80% del sueldo cubierto, de los cuales pueden compartir 60 con quien no tenga la baja principal. Las guarderías ya no son gratuitas, aunque sí son de una cuantía bastante reducida para lo que es el nivel de precios de Suecia; también existen ayudas mensuales para quienes deciden tener un hijo, 100€ hasta que cumpla los 16 años y refuerzo extraescolar gratuito hasta los 12, además de la ya asentada gratuidad en todos los niveles educativos.

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