BLOQUE VIII. PERVIVENCIAS Y TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS EN EL Siglo XIX: UN DESARROLLO INSUFICIENTE
Transformaciones económicas. Proceso de desamortización y cambios agrarios. Las peculiaridades de la incorporación de España a la revolución industrial. Modernización de las infraestructuras: el impacto del ferrocarril.
Proceso de desamortización y cambios agrarios en el Siglo XIX
Aunque en España la agricultura fuese la base de la economía, presenta un estancamiento debido tanto a factores naturales como a factores sociopolíticos: • Factores naturales; Suelo pobre, con altas temperaturas en verano, pocas lluvias y frecuentes heladas en invierno. • Factores sociopolíticos; La mayoría del campesinado vivía en una situación de pobreza extrema frente a una extraordinaria riqueza de la minoría latifundista, que no estaba interesada en cultivar mejor sino en conseguir rápidos beneficios lo que frenó la innovación agrícola. Sin embargo, tras el fin del absolutismo, los liberales impulsaron varias reformas en la agricultura: • La eliminación de las formas de propiedad propias del Antiguo Régimen; señoríos, mayorazgos, bienes comunales… • Las desamortizaciones de las tierras de la Iglesia y de los Ayuntamientos para poner en funcionamiento las tierras sin cultivar. El objetivo social de las desamortizaciones fue la creación de una clase media de campesinos propietarios que pusieran en funcionamiento las tierras. Tras las desamortizaciones, aumentó la superficie cultivada y la producción agraria aumentó. Estas reformas no pretendían dar tierra a los campesinos sino que sólo tenían un objetivo económico; el poner en venta estas tierras para que pasaran a manos de particulares. 2 Con esto se pretendía el desarrollo de la propiedad privada y de la economía de mercado. Tras estas reformas, la tierra pasó a ser una mercancía que podrá ser vendida y comprada libremente. La Reforma Agraria se llevó a cabo en dos momentos: 1. La abolición de los señoríos: La desaparición de los señoríos no significó la pérdida de los derechos sobre la tierra de los antiguos señores, quienes pudieron transformar sus antiguos señoríos en propiedad privada. Tras la eliminación de los señoríos, los campesinos quedaron libres de rentas señoriales, pero su situación mejoró poco. Se convirtieron en arrendatarios o asalariados de un propietario privado. 2. Las desamortizaciones: Pretendieron que miles de propiedades salieran al mercado. Las desamortizaciones consistían en la expropiación, por parte del Estado de las tierras eclesiásticas y municipales para su venta a particulares en subasta pública. Se realizaron en dos momentos: • Mendizábal (1836); Desamortización eclesiástica. Fundamentalmente se buscaba sanear la Hacienda, financiar la Guerra Civil y ganar adeptos para la causa liberal. Consistía en la venta por subasta de las tierras expropiadas a la Iglesia. • Madoz (1855); Desamortización de los Bienes Comunales Municipales. Se inició durante el bienio progresista e incluía las tierras de la Iglesia aún no vendidas y las de las propiedades municipales. La situación fiscal y política no era tan grave, por lo que se pretendía no sólo reducir la deuda pública, sino también crear infraestructuras para modernizar la economía, con los ingresos obtenidos
El objetivo de que con estas reformas los campesinos se convirtieran en propietarios no se consiguió ya que, en la gran mayoría de los casos, los que compraron las tierras fueron quienes ya las tenían y que tenían recursos para comprar más. Pero las desamortizaciones no fueron un fracaso ya que se lograron algunos de los objetivos. Con los beneficios de las desamortizaciones se pudo: Financiar la guerra contra el carlismo; Mejorar la situación de la Hacienda Pública; Fomentar la construcción del ferrocarril; Poner la tierra en manos de particulares que, al haber invertido dinero en su compra tenía un mayor interés en producir y comerciar con los productos agrícolas para obtener beneficios. 3 En general, a lo largo del siglo XIX aumentó la producción agrícola, pero este aumento se consiguió gracias al aumento de la superficie cultivada y no como resultado de la modernización de las técnicas de cultivo en donde España estaba muy por detrás de los países europeos.
Las peculiaridades de la incorporación de España a la revolución industrial
En la España del Siglo XIX, el proceso de industrialización sufríó un notable retraso con respecto a los principales países europeos. Sin embargo, y a pesar de que a principios del Siglo XX la economía española siguiese siendo fundamentalmente agraria, algunas zonas de la Península iniciaron en el Siglo XIX el camino hacia la industria moderna. La industrialización en España fue lenta a lo largo del Siglo XIX y dispersa ya que sólo afectó a determinadas zonas. La industria se concentró en este momento sobre todo en Cataluña (Industria Textil) y en Bilbao, Oviedo – Gijón y Málaga (Sector siderometalúrgico). Causas del retraso industrial español en el Siglo XIX: • La escasez de materias primas. Hay carbón y acero pero son de mala calidad. • La mala red de comunicaciones. • El atraso tecnológico. • Falta de capital nacional. • Dependencia técnica, financiera y energética del exterior. • Debilidad del mercado interior debido a la baja capacidad de consumo de la población rural. • Ausencia de la mentalidad empresarial de la nobleza y burguésía española • El alto índice de analfabetismo.
Modernización de las infraestructuras: El impacto del ferrocarril
El ferrocarril aparece en España a mediados del Siglo XIX. Las primeras líneas de ferrocarril fueron la línea que iba desde Barcelona a Mataró (1848), y la de Madrid – Aranjuez (1851). A partir de 1855 comienza la construcción de la red ferroviaria en España. El ferrocarril transformó espectacularmente los transportes terrestres en España y en toda Europa ya que abarató y aceleró los movimientos de personas y mercancías. Además para la construcción de raíles, locomotoras y vagones fue necesario multiplicar la producción de la industria, contratar a miles de trabajadores e invertir grandes sumas de dinero. 4 Por ello, la construcción del tendido ferroviario tuvo beneficiosas repercusiones para la industria siderúrgica, la minería y el comercio, ya que facilitó el transporte de materias primas, alimentos y mercancías desde los lugares de producción hasta los lugares de consumo. Con la Ley General de ferrocarriles de 1855 se establecen los aspectos referentes a la construcción de la red ferroviaria que se caracteriza por: 1. Se establece una estructura radial, con centro en Madrid, lo que dificultó las comunicaciones entre las zonas más industrializadas y dinámicas. 2. Se fijó un ancho de vía superior al de los países europeos. Esto se realizo por dos motivos; para poder instalar calderas de vapor más grandes para aumentar la potencia de las locomotoras y por el temor a que el ferrocarril fuese utilizado por un ejército invasor extranjero facilitando la invasión de la península. En realidad esto fue una gran equivocación ya que contribuyó al aislamiento comercial español frente a Europa.
3. La ley General de 1855 autorizó a las compañías constructoras, en su mayoría extranjeras, a importar todos los materiales necesarios para la construcción de la red ferroviaria sin pagar impuestos de aduana. Esto se ha considerado como una oportunidad perdida para incentivar el crecimiento industrial de España, ya que no se produjo un aumento de la demanda interior sobre el sector siderúrgico o de maquinaria para construir la red de ferrocarriles. A finales del Siglo XIX y debido al crecimiento de las ciudades, hizo necesario la creación de nuevos medios de transporte para pasajeros que efectuaran un recorrido urbano. Se inauguran así los primeros tranvías en Barcelona y Madrid.
Transformaciones sociales. Crecimiento demográfico. De la sociedad estamental. Sociedad de clases. Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España.
Crecimiento demográfico
La población española crecíó de manera continuada durante el Siglo XIX debido a la disminución de la mortalidad debido a la mejora de la alimentación y a los escasos avances médicos. Sin embargo, el crecimiento demográfico español fue uno de los más bajos del continente ya que hasta principios del Siglo XX mantuvo el ciclo demográfico antiguo caracterizado por una alta natalidad y una alta mortalidad. Como la mayor parte de la sociedad española dependía de la agricultura, una mala cosecha era suficiente para provocar el hambre, la desnutrición y el aumento del número de muertes. Debido a la falta de higiene, las epidemias fueron frecuentes Por último, hay que decir que, a lo largo del Siglo XIX aumentó el crecimiento demográfico de la periferia de España en detrimento de la España interior que, a excepción de Madrid, estuvo muy limitado debido a la migración interior hacía los núcleos urbanos e industriales. Debido a este crecimiento de algunas ciudades, obligó a destruir las murallas medievales y a realizar planes de reforma urbana. Surge ahora un nuevo tipo de construcción, con edificios más altos, distribuidos en viviendas de diferentes categorías. A pesar de esto, a principios del Siglo XX, la mayoría de la población española era rural (aprox. 70%)
De la sociedad estamental a la sociedad de clases
A lo largo del Siglo XIX, la vieja sociedad estamental desaparecíó y fue surgiendo paulatinamente la “sociedad de clases”. Los gobiernos liberales garantizaron la libertad y la igualdad de todos los individuos ante la ley, acabando así con los antiguos privilegios estamentales propios del Antiguo Régimen. En esta nueva sociedad, las clases sociales son grupos abiertos, a los que se pertenece en función del trabajo y de la riqueza y no por nacimiento. Es una sociedad dinámica y abierta, aunque en la práctica se aumentaron las desigualdades entre un número reducido de ricos (nobleza y burguésía) y un gran número de pobres que trabajaran por un salario reducido (artesanos, proletariado, jornaleros…).La conflictividad social de la nueva sociedad industrial cambió con respecto al Antiguo Régimen. Ahora las desigualdades de riqueza y las duras condiciones de vida y trabajo de la clase obrera y de los campesinos dieron origen a nuevos movimientos sociales (obrerismo y sindicalismo) e ideologías políticas que reclamaban mejoras laborales y sociales para los más desfavorecidos (socialismo y anarquismo). 6 La nueva división de la sociedad:
Alta nobleza; con propiedades e influencia política. Aunque a finales del Siglo XIX va a perder parte de su poder económico e influencia política debido al auge de la industria y a la influencia política y económica de la burguésía. Debido a esto la nobleza va a empezar a invertir en industria e incluso se emparentó con burgueses adinerados. La Burguésía; ligada a los negocios, el comercio y la banca. Este grupo se enriquecíó notablemente durante el Siglo XIX. Una vez conseguido el poder económico, los burgueses van a buscar la influencia política. (Van a querer emparentarse con los miembros de la alta nobleza). La clase dirigente de la sociedad del Siglo XIX será una uníón entre la alta nobleza y la burguésía. La burguésía aporta dinero e innovación y la nobleza prestigio social y político. La baja nobleza; perdíó todos sus privilegios y pasaron a realizar diversas actividades diluyéndose entre el grupo de medianos propietarios agrarios. Por ello muchos de ellos serán antiliberales y querrán volver a la situación anterior. El clero; disminuyó su poder y su riqueza. Pierden sus privilegios, sus tierras e incluso su influencia social ya que disminuyó el número de fieles en las ciudades. Aunque siguió teniendo mucho poder de influencia en la población (especialmente entre campesinos y mujeres). Además va a tener gran control sobre la educación. Rechazan el liberalismo y en general todas las ideas modernas. Clases bajas(Ciudades); obreros industriales (proletariado), empleados servicio doméstico, mendigos y vagabundos. Clase baja(Campo); Sigue siendo la mayor parte de la población española. Trabajaban las tierras con herramientas rudimentarias y anticuadas ya que no existe en el Siglo XIX en España una mecanización del campo. Por último es importante hacer referencia a la situación de las mujeres, que van a quedar al margen de los avances liberales y van a permanecer excluidas de derechos políticos y jurídicos, con escasas posibilidades de acceder a la educación (87% analfabetismo femenino) y totalmente sujetas a la autoridad de padres, esposos o hermanos. Según la ley, no podían realizar compraventas ni trabajar fuera del hogar sin el permiso de sus maridos. Las mujeres de las clases pobres si solían trabajar, por la necesidad económica, en talleres industriales y en las casas de la burguésía como empleadas del servicio doméstico.
Génesis y desarrollo del movimiento obrero en España
Mientras que, para determinados grupos sociales, el crecimiento industrial y agrario les trajo grandes beneficios, para otros, como el proletariado, no supuso una mejora de las condiciones de vida. Como consecuencia de esto, las luchas sociales se intensificaron a lo largo del 7 Siglo XIX. A lo largo del Siglo XIX los salarios subieron un 30% pero los precios de los alimentos y de los productos de primera necesidad aumentaron un 70%. Los proletarios vivían hacinados en las ciudades, en barrios obreros sin alcantarillado, ni iluminación, sin servicios ni agua corriente. A esto hay que sumar las duras condiciones del trabajo; (jornadas de trabajo entre 12 y 15 horas, bajos salarios, inseguridad laboral, trabajo infantil…) La legislación liberal no regulaba las condiciones laborales y prohibía la asociación obrera, por lo que las primeras manifestaciones de protesta obrera tuvieron un carácter violento, clandestino y espontáneo. (Cómo por ejemplo los movimientos luditas (de origen inglés) contra las máquinas por quitarles puestos de trabajo. Se dedicaban a quemar fábricas). Pero pronto comprendieron que el origen de sus problemas no estaba en las máquinas, sino en las condiciones de trabajo. Por ello, poco a poco, la protesta obrera se orientó hacia la mejora de las condiciones de vida y de trabajo y hacía la búsqueda del derecho de asociación. A lo largo del Siglo XIX el asociacionismo se expandíó por muchos lugares de España y produjo la extensión de las reivindicaciones obreras, sobre todo las referidas al aumento salarial y a la reducción de la jornada laboral.
El método utilizado para presionar a los patronos fueron las huelgas, aunque estaban prohibidas. El hecho de más trascendencia fue la primera huelga general declarada en España en 1855, en Barcelona, como reacción a la introducción de unas nuevas máquinas hiladoras, que ahorraban mucha mano de obra y dejaron a muchos obreros en el paro. También se van a producir revueltas agrarias debido al hambre y a la miseria de miles de campesinos. El movimiento obrero va a evolucionar cuando sus reivindicaciones sean apoyadas por doctrinas como el socialismo. En cuanto a la política, el movimiento obrero en España se vinculó al republicanismo y cuando en 1868 se concedíó el sufragio universal masculino, los obreros votaron por el partido republicano ya que lo consideraban como la opción más favorable para ellos. Pero debido a que este partido no satisfacía las necesidades de los obreros, el movimiento obrero tendíó hacía nuevas ideologías (anarquismo y socialismo). A finales del Siglo XIX (1868 – 1874) llegaron a España las ideas de la Asociación Internacional de los Trabajadores, conocida como la Primera Internacional. Esta organización fue creada en defensa de la emancipación de la clase obrera y agrupaba a las diferentes ideologías obreras, es decir tanto a socialistas como a anarquistas. 8 En 1868, la Gloriosa trajo nuevas libertades a España, entre ellas las de asociación, por lo que las organizaciones clandestinas fueron legalizadas y surgieron nuevas organizaciones. También hacia 1868 llegaron las ideas anarquistas a España y fueron bien recibidas por los obreros. Las propuestas básicas del anarquismo eran el rechazo a cualquier forma de poder impuesto, la libertad individual, la eliminación del Estado, la supresión del dinero y de la propiedad privada, la defensa de la revolución violenta (terrorismo) y del recurso de la huelga, la renuncia a cualquier forma de participación política, el rechazo de la religión y de la Iglesia y la necesidad de que la población fuera educada para eliminar el analfabetismo obrero.. Ante estas nuevas ideas que llegaban a España, en 1872, el gobierno ordenó la represión de las ideas de la Primera Internacional. Esto debilitó al movimiento obrero en España. Tras la desaparición de la Internacional, obreros socialistas, de tendencia marxista, entre los que estaba Pablo Iglesias, fundaron el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) que en 1886 comenzará a publicar su “semanario” llamado “El Socialista”. Este partido tenía un programa político que se caracterizaba por pedir una serie de reformas: Derecho de asociación, reuníón y manifestación; Sufragio Universal; Reducción de la jornada de trabajo; Prohibición del trabajo infantil Por último, en 1888 se fundó la Uníón General de Trabajadores (UGT) que practicó una política socialista muy prudente recurriendo a la huelga sólo como última opción. A pesar de esto, la mayor parte de las leyes reguladoras de las condiciones de trabajo de los obreros no de produjeron hasta las primeras décadas del Siglo XX.
Transformaciones culturales. Cambio en las mentalidades. La educación y la prensa
Transformaciones culturales.
Durante la primera mitad del Siglo XIX llegaron a España las corrientes artísticas denominadas Neoclasicismo y Romanticismo y, durante la segunda mitad, el Realismo y Naturalismo. El régimen liberal permitíó a los intelectuales y artistas acercarse a las corrientes europeas y desarrollar actividades propias del nuevo estilo burgués. La difusión de los 9 acontecimientos artísticos entre las naciones y el desarrollo de ciertas artes y géneros – entre ellos la literatura y, en especial, la novela- favorecieron la expansión de los nuevos movimientos culturales europeos por España.
El despertar de la cultura española coincidíó con la crisis de finales del Siglo XIX. En estos años se inició una etapa de gran esplendor científico y cultural –Santiago Ramón y Cajal y generaciones del 98, 14 y 27 respectivamente-. A partir de 1898 los intelectuales lograron una fuerte proyección pública interviniendo en la vida política y social mediante la firma de manifiestos, la colaboración en periódicos y revistas, la celebración de conferencias (Ateneo de Madrid), la creación de asociaciones (Liga de la Educación Política) o, incluso, la participación en las elecciones (Pérez Galdós y Pío Baroja). A pesar de su individualismo, los intelectuales tuvieron un claro sentido colectivo y generacional. La generación del 98 criticó los defectos del sistema político de la Restauración –decadencia nacional y oligarquía del poder-, pero no hicieron propuestas políticas alternativas coherentes. En la generación del 98 destacaron ensayistas como Joaquín Costa y Ramiro de Maeztu, o escritores y periodistas como Miguel de Unamuno, Pío Baroja y Ramón María del Valle-Inclán. Frente al pesimismo de sus maestros del 98, la generación del 14 (José Ortega y Gasset) quiso encontrar soluciones a los problemas de España. Su propuesta era hacer una “nueva política” con el objetivo de modernizar y europeizar España.
Cambio en las mentalidades
La cultura española del Siglo XIX se caracteriza por la influencia de las corrientes culturales europeas, por la difícil convivencia entre tradición y progreso, por el elevado analfabetismo y el escaso interés por la cultura y la ciencia En cuanto al ocio, durante el Siglo XIX las actividades culturales que dominaron en España fueron el teatro, los toros, el circo o la música. No será hasta final del Siglo XIX cuando aparezcan nuevos entretenimientos como el cine, los deportes y la ópera. Además el XIX es el siglo de los museos y de las bibliotecas creándose en gran número. A lo largo del Siglo XIX se produce un cambio de mentalidad en ciertos sectores de la sociedad, aunque la mayor parte de España siguió con una mentalidad muy conservadora influenciada por la Iglesia. Surge el pensamiento Krausista, sistema filosófico iniciado en Alemania que se basaba en el uso de la razón, el culto a las ciencias experimentales y el liberalismo. 10 Pensaban que la falta de libertad había impedido el desarrollo de la ciencia en España, culpando a la Iglesia del retraso en España. Defienden la incorporación de las mujeres a la enseñanza, la europeización del país y la mejora de la educación. La principal obra del krausismo fue la creación de la “Institución Libre de Enseñanza” en Madrid. También aparece el positivismo que impulsó la incorporación de la ciencia al estudio de los fenómenos sociales. Esto posibilitó la difusión del Darwinismo en España y Darwin fue elegido como profesor honorífico de la Institución Libre de Enseñanza
La educación y la prensa
El modelo educativo español quedó fijado en 1857 por la Ley Moyano, que dividía la enseñanza en tres niveles: educación primaria -que se convertía en obligatoria-, educación secundaria y educación universitaria. Esta ley establecíó el derecho a la creación de centros privados, lo que garantizaba la influencia de la Iglesia en la enseñanza mediante los privilegios recogidos en el Concordato de 1851: obligatoriedad de la asignatura de religión y adaptación a la doctrina católica de los libros y las explicaciones de los profesores. De este modo, a principios del s. XX la Iglesia impartía el 33% de la enseñanza primaria y casi el 80% de la secundaria. Tras el Sexenio Democrático, un periodo en el que había existido una amplia libertad de cátedra, la Restauración significó el establecimiento de una rígida censura contra cualquier manifestación antimonárquica o contra el dogma católico. Esto hizo que Francisco Giner de los Ríos y otros catedráticos fundaran en 1876 la Institución Libre de Enseñanza (ILE), con el objetivo de promover una reforma educativa mediante una pedagogía de vanguardia.
La Institución Libre de Enseñanza se conformó como un centro privado, laico y alternativo a la cultura oficial, que tenía como objetivo la formación de personas libres, fomentando la tolerancia y el espíritu crítico. La Institución introdujo en España nuevos métodos educativos que fueron seguidos por varias generaciones de pedagogos. A principios de Siglo XX, el regeneracionismo de la Restauración tomó las ideas de la ILE y se fundó en 1907 la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE), dirigida por Santiago Ramón y Cajal y que pretendía acabar con el aislamiento español y situar España al nivel cultural y científico de las naciones europeas, mediante varias acciones: – Fomento de la investigación: concesión de becas para la ampliación de estudios en el extranjero y creación de nuevos centros de investigación: el Instituto Nacional de Ciencias y el Centro de Estudios Históricos. 11 – Renovación educativa: creación de nuevos centros donde se incorporaron modernas prácticas pedagógicas: el Instituto Escuela de Madrid. – Creación de centros de intercambio cultural, científico y artístico, nacional e internacional: la Residencia de Estudiantes. Fuera de este islote, se mantuvo la enseñanza tradicional, basada en métodos anticuados y poco críticos y sometida a la vigilancia estricta de la Iglesia católica. Más de 50,000 religiosos y religiosas se dedicaban a la enseñanza. La enseñanza secundaria se ceñía a 50 institutos repartidos por todo el territorio, destinados a los hijos de familias con posición acomodada. Esta situación del sistema educativo provocó un gran atraso en el desarrollo científico y la investigación., manteniéndose una mentalidad atrasada y tradicional en las clases dirigentes del país. Otra excepción a ello fue el fomento de la enseñanza popular por parte del movimiento obrero a través de escuelas de alfabetización de los ateneos obreros. Destacó el pedagogo Francisco Ferrer Guardia, creador de la Escuela Moderna de Barcelona, de ideología libertaria. La prensa. Fue uno de los principales vehículos de expresión y creación de estados de opinión y de difusión de las corrientes culturales europeas. A través de la prensa se dieron a conocer las obras de los principales escritores e intelectuales y, sobre todo, los acontecimientos más destacados de la época. La prensa tomó un marcado carácter político desde principios del Siglo XIX. Su papel fue decisivo en la difusión de ideas liberales, aunque tuvo que luchar contra las prohibiciones que impusieron el absolutismo de Fernando VII y los gobiernos conservadores isabelinos. En la época isabelina destacan diarios como “La Época”, “La Iberia”, “El Clamor Público” o “La Democracia”, a través de los cuales se difunde el liberalismo. Con todo, el pleno desarrollo de la prensa tuvo lugar a partir de la Ley de libertad de imprenta de Sagasta, tras la Revolución de 1868. En 1873 se editaban en Madrid 102 publicaciones o gacetas. Nacíó así una prensa informativa independiente con periódicos como “El Imparcial” o “La Vanguardia”, que incorporaban nuevos contenidos, con secciones de pasatiempos, anécdotas, humor y sobre todo los folletines (novelas por capítulos) con muy buena acogida por los lectores. 12 Los nuevos formatos de periódico aumentaron la tirada, aunque sin sobrepasar los 15.000 ejemplares, pues la mayoría de la población era analfabeta y de escaso poder adquisitivo. Se hicieron frecuentes las lecturas colectivas, las lecturas en cafés, ateneos y tertulias, pasando por muchas manos un único ejemplar. Paralelamente surgíó la prensa obrera, que difundía los proyectos políticos de socialistas (El Socialista) o anarquistas (Tierra y Libertad) y revistas ilustradas satíricas como La Flaca y El Motín.