GENERACIÓN DEL 27
Contexto histórico.
Los “felices veinte” constituyen una época de relativa tranquilidad en toda Europa, tras la Primera Guerra Mundial, que propició el desarrollo de una intensa vida cultural y la experimentación de nuevas formas artísticas.
En España, el Golpe de Estado de Primo Rivera supuso el comienzo de una dictadura que gozó del consenso popular: el desarrollo económico y la paz social marcan este primer momento. Pero cuando pasa esta euforia económica vuelve de nuevo el descontento.
Los años treinta se abren con una crisis económica y social que deriva de la crisis económica mundial de 1929. Así, en 1931 se proclama la República. Es el momento conocido como bienio progresista, pero el gobierno se desgastó y la derecha se hizo con el poder en 1933. Su reacción contra las medidas del gobierno anterior provocó una revolución popular que preparó el triunfo de un Frente Popular de izquierdas y el posterior golpe militar de derechas.
El alzamiento nacional supuso el comienzo de la Guerra Civil (1936-1939) y un paréntesis de varios años para la vida cultural del país.
La Generación del 27.
Nombre de Generación del 27 por el acto conmemorativo del tercer centenario de la muerte de Góngora que organiza en 1927 el Ateneo de Sevilla.
Por la gran afinidad entre ellos, pronto constituyeron un grupo de auténticos amigos que sintieron el mismo deseo de pureza y de renovación lírica.
Profesores universitarios y escritores como Alejandro Casona o F.García Lorca, que con la compañía teatral “La Barraca” quiso dar a conocer nuestro teatro clásico por toda España, tomaron pronto medidas para acercar la cultura al pueblo.
Colaboraron además en las mismas revistas. Las más importante fueron la Revista de Occidente y La Gaceta Literaria.
la Guerra Civil sumíó al país en el dolor y terminó con esta intensa vida literaria y cultural,
Los poetas del 27, aunque en conexión y dependencia de los movimientos vanguardistas europeos, no extremaron la posición novedosa y conjugaron en sus obras tradición y revolución (vanguardia), desarrollándose a su modo.
CarácterÍSTICAS de la Generación del 27:
Conocen la literatura y admiran a los clásicos. Algunos de ellos son profesores de Literatura: Dámaso Alonso, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Gerardo Diego, Luis Cernuda.
Suponen una síntesis entre tradición y renovación o vanguardia. Equilibrio entre lo intelectual y lo sentimental, lo culto y lo popular.
Papel central de la metáfora y la imagen: lenguaje muy elaborado que llevará a algunos poetas hacia el Surrealismo:
Lorca, Alberti, Aleixandre.
Ideología: visión pesimista de la vida; están en contra de la represión. Defienden la vida, lo instintivo, espontáneo y natural. Les interesa lo nuevo, lo diferente, lo raro, lo inocente. Se hace patente la influencia de Freud y la noción del inconsciente.
Fuentes de las que se nutren estos autores:
Influencia de varios -ismos, pero nos centraremos en la influencia del Surrealismo, Creacionismo y Ultraísmo.
Juan Ramón Jiménez servirá de faro a los que cultivaron la poesía pura.
De la poesía de Ramón Gómez de la Serna,
Ortega y Gasset será en mentor y defensor de estos jóvenes renovadores de la poesía que vieron publicadas sus obras en la Revista de Occidente y que habían leído con entusiasmo la deshumanización del arte.
De la tradición literaria española, junto a Góngora.
Rasgos de la generación:
Afinidades estéticas
Intelectualismo
Virtuosismo y rigor técnico que buscan, al menos, en un primer momento
Combinación de lo culto y lo popular (el hermetismo y la transparencia), como ponen de manifiesto tantos poemas de Alberti, Lorca o Gerardo Diego o sus variadas influencias, de un lado, las vanguardias o autores como P. Valery, C. Vallejo, P. Neruda, J.R. Jiménez y de otro lado, la tradición literaria, Bécquer, tan presente en Cernuda, y otros clásicos, Jorge Manrique, Góngora (Dámaso Alonso), Garcilaso (Salinas), los místicos, así como las formas y temas del Cancionero y del Romancero.
3 etapas en la evolución de esta generación
:
Hasta 1928: La poesía pura. Influencia de G. A. Bécquer; las primeras vanguardias: ultraísmo, creacionismo… Influencia de Juan Ramón Jiménez: búsqueda de la belleza absoluta, sin contaminar de circunstancias personales: deshumanizada. Esto les acerca a Góngora.
Hasta 1936: Poesía humanizada. Jorge Guillén y Pedro Salinas continúan con la poesía pura;
Los demás buscan una poesía humana y apasionada. Toman elementos del Surrealismo. Libros y poetas más significativos: Luis Cernuda: Los placeres prohibidos; Rafael Alberti: Sobre los ángeles; V. Aleixandre: Espadas como labios; F. G. Lorca: Poeta en Nueva York. En 1935 influirá Pablo Neruda con su revista Caballo verde para la poesía.
Después de la Guerra Civil: Exilio y dispersión. Muere F. G. Lorca. V. Aleixandre, D. Alonso y G. Diego se quedaron en España. Miguel Hernández (1910-1942), el epígono de esta generación por su vinculación a la estética neogongorina y surrealista, murió en la cárcel. En el exilio, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Emilio Prados, Manuel Altolaguirre, E. Champourcin y J. De la Torre. Los más significativos temas de sus poesías giraron en torno a la nostalgia de España, de los amigos muertos, el desarraigo.
Algunas carácterísticas que pueden servir para entender los textos y a sus autores
Calificada esta etapa como segunda “Edad de Oro” de la literatura española, la mayoría de los poetas cambiaron su modo de hacer poesía a lo largo de 40 años. (Hay una gran evolución con el paso del tiempo y los acontecimientos históricos que viven)
A pesar de la heterogeneidad dentro del grupo, a grandes rasgos se aprecia una evolución paralela que parte de la intrascendencia de la Vanguardia para llegar, después de varias fases, a un compromiso humanizado o político.
Tras los experimentos vanguardistas, en los que prefirieron el verso libre, el verso blanco y el versículo, a partir de 1925 aumenta el uso de estructuras métricas tradicionales como el soneto, la décima, la canción, el romance o el villancico, que se renuevan al verter en ellas una temática e ideología modernas (como las famosas décimas de Guillén o el Romancero gitano de Lorca).
Sintieron predilección por el poema breve, en el que convergen tradición y modernidad, y experimentaron con estructuras exóticas como el haiku, que trata de describir de forma brevísima una escena, vista o imaginada.
En cuanto al lenguaje poético, la metáfora y la imagen son los recursos fundamentales de evocación y asociación.
Distinguieron entre realidad poética y realidad objetiva: la poesía crea un mundo independiente o revela la esencia que hay bajo lo real. Sintieron atracción por el objeto cotidiano, que adquiere entidad poética.
La influencia del Surrealismo será fundamental en ellos a partir de la publicación del Manifiesto surrealista de Bretón.
Lo adaptaron y combinaron con el humor y lo grotesco de la poesía popular.
Algunos autores acogen el Surrealismo en sus poemas con imágenes oníricas y violentas y con la exploración del subconsciente con cierto tono angustioso.
La imaginación, los procesos oníricos, el humor corrosivo, la pasión erótica e incluso la crueldad son instrumentos para luchar contra la cultura burguesa y las hipocresías de un orden moral establecido.
Normalmente las obras que reflejan esta corriente son resultado de una crisis personal de los poetas: ya que encontraron la posibilidad de expresar con este nuevo lenguaje sus conflictos íntimos y su rechazo a unas normas sociales caducas.
A partir de los años treinta se siente la profunda crisis histórica y la poesía se va rehumanizando, se funden de nuevo arte y vida y vuelve la poesía de compromiso social (el poeta siente que su poesía debe estar al servicio de fines sociales). Esta rehumanización es el resultado de la expresión abierta de los problemas íntimos, de la tendencia a alejarse de los postulados del purismo y de prestar mayor atención al mundo contemporáneo.
A partir de 1929 aproximadamente y coincidiendo con la crisis de personalidad de varios autores del grupo, la poesía pasa a ser un instrumento de comunicación intersubjetiva y de reforma moral de la sociedad.
Corrientes literarias más destacables.
Neopularismo: Se trata de una poesía popular actualizada que vuelve los ojos a los poetas anónimos del Romancero viejo y del Cancionero tradicional. A la cabeza de esta corriente están: Federico García Lorca. Rafael Alberti.
Dadaísmo: la literatura se ha de liberar de toda atadura racional, de toda norma, de toda adultez. No importa la perdurabilidad ni los mínimos cánones que hacen posible la comprensión, es arte cualquier manifestación espontánea y efímera.
Futurismo: proclamaba el culto a la velocidad y ensalzaba la civilización mecanizada y urbana y las nuevas tecnologías.
Surrealismo: influidos por S. Freud, los surrealistas buscan liberarse de las determinaciones profundas de la sociedad burguesa (la que ha llevado a la Humanidad a la guerra más atroz de todos los tiempos) mediante la explotación del inconsciente, que aflora cuando la razón no controla los instintos, como sucede en los sueños. Si algo distingue al Surrealismo es sin duda su voluntad creativa. El Surrealismo plasma un nuevo mundo, el de los sueños, a través de diferentes técnicas. Una de ellas es la escritura automática, que consiste en “dejarse llevar” en un estado de trance por una serie de asociaciones de ideas o de imágenes según las libérrimas reglas de la psicología inconsciente. Una imagen o una idea trae otra y ésta otra, y otra… Los surrealistas tienen pretensiones revolucionarias, de ahí que intenten convertirse en la vanguardia artística asociada a los poderosos movimientos de izquierda de la Europa de entreguerras. En España el Surrealismo se dio en todas las artes, en pintura con Dalí, en cine con Buñuel, en literatura a través de la mayor parte de los poetas del 27.