El teatro español en la segunda mitad del S. XX Teatro del 1939-1975 La creación teatral inmediatamente posterior a la Guerra Civil se vio afectada, al igual que la narrativa y la poesía, por el exilio de los autores más innovadores. Esto supuso que el panorama teatral español quedase apartado de las corrientes renovadoras de la dramaturgia europea y que, además, los autores autocensurasen su libertad creadora de una manera consciente. Los empresarios y compañías teatrales apostaron por obras acordes con los gustos del público, espectadores de clase media cuyo objetivo era la evasión y el entretenimiento. A)EL TEATRO DEL EXILIO Y POSGUERRA-1.El teatro del exilio. Supuso para los autores dramáticos, la separación definitiva del público para el que habían escrito. El alejamiento progresivo de la realidad española y la falta de contacto con los gustos y el clima teatral del país dotaron a las obras escritas en el exilio de rasgos muy peculiares, lo cual no impidió que estos reflexionaran sobre la situación social y política española. Ejemplos de ello fueron: Alejandro CASONA, Los árboles mueren de pie; MAX AUB, De un tiempo a esta parte y El morir por cerrar los ojos.2.Teatro de posguerra. El público demandaba un tipo de teatro que le hiciese olvidar los trágicos acontecimientos de la guerra, es por ello que los teatros de los años 40 se poblaron de adaptaciones de obras extranjeras, de un teatro cómico-heredero de los sainetes y del astracán-, de teatro musical y de teatro histórico. Los autores más representativos de esta época son Miguel Mihura, Tres sombreros de copa y ENRIQUE JARDIEL PONCELA, Eloísa está debajo de un almendro.B) EL TEATRO REALISTA Y SOCIAL .A finales de los años cuarenta algunos dramaturgos trataron de llevar a escena obras de carácter más hondo. La censura y la cautela de los empresarios impide a estas obras innovadoras llegar a escenarios importantes, y su difusión se limitó a círculos universitarios o compañías de aficionados. Dos fechas resultan claves: 1949, con el insólito estreno de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo; y 1953, un teatro universitario presenta Escuadra hacia la muerte, de Alfonso Sastre. En ambas obras dominan las inquietudes existenciales. En los años cincuenta y sesenta la llamada generación realista implanta un teatro crítico, que busca un compromiso ético-social con el individuo y su realidad. Se trata de una nueva etapa orientada hacia un teatro de protesta y denuncia que trata de agitar y transformar la sociedad española. Son una generación víctima de la censura y la timidez de los empresarios que no se atreven a representar un teatro que les compromete. Abordan los problemas de la burocracia deshumanizada, la esclavitud del trabajador, la emigración… Destacan: Carlos Muñiz, con El tintero, Lauro Olmo, con La camisa, Martín Recuerda, con Las salvajes de Puente San Gil. Especial mención merece ALFONSO SASTRE, con la ya citada Escuadra hacia la muerte y, por otro lado, Muerte en el Barrio, La mordaza y La taberna fantástica, para él el teatro es un instrumento de acción revolucionaria.
BÚSQUEDA DE NUEVAS FÓRMULAS (TEATRO EXPERIMENTAL) A mediados de los años sesenta hay una reacción fuerte contra el Realismo, más que en el contenido, en el tratamiento dramático. Se asimilan corrientes experimentales del teatro extranjero, se recurre a enfoques simbólicos o alegóricos en los que los personajes son símbolos descarnados (del dictador, del explotador, del oprimido), se recurre a lo grotesco, a deformaciones esperpénticas, se da entrada a lo alucinante, a lo onírico y se cultivan los recursos extraverbales: sonoros, visuales, corporales, inspirándose en la comedia musical, el circo, la revista… El contenido era tan crítico o más que el del teatro social, por lo que siguieron estrellándose contra la censura. Pero además su audacia formal los alejó de los escenarios convencionales creándose una corriente de teatro soterrado. Los autores más representativos son: Fernando ARRABAL, que ha cultivado obras enmarcadas en el teatro del absurdo, el nuevo esperpento y el teatro pánico, de gran libertad formal; entre sus obras destacan El cementerio de automóviles y El arquitecto y el emperador de Asiria. Otros autores representativos son: Antonio GALA, Los verdes campos del Edén, Anillos para una dama; y Francisco NIEVA, gran impulsor de la renovación del teatro y destacadísimo escenógrafo; Sombra y quimera de Larra.
Antonio BUERO VALLEJO (1916-2000)
Estudia Bellas Artes y lucha en las filas republicanas. Al acabar la guerra es condenado a muerte, aunque le fue conmutada la pena capital. En la cárcel conoce a Miguel Hernández. Fue académico y Premio Cervantes. Es el autor dramático más importante de la segunda mitad del Siglo XX. El tema común que liga toda su producción es la tragedia del individuo, analizada desde un punto de vista social, ético y moral.
En su trayectoria dramática se distinguen dos etapas: una realista y otra simbólica. Aunque el propio autor ha defendido la unidad de su teatro.
Teatro simbolista:
En la ardiente oscuridad a través de la tara física de la ceguera, simboliza las limitaciones humanas, la carencia de libertad para comprender el misterio de nuestro ser y de nuestro destino en el mundo. El hombre no es libre porque no puede conocer el misterio que le rodea. Otra obra también de corte simbolista es La tejedora de sueños, recreación del mito de
Ulises y
Penélope
Crítica social: estas obras analizan la sociedad española con todas sus injusticias, mentiras y violencias. Pertenecen a este grupo:
Historia de una escalera,
Las cartas boca abajo y
El tragaluz
Historia de una escalera, se estrenó en 1949, la obra causó gran impacto por su Realismo y contenido social. Este texto representa la mediocridad de tres humildes familias madrileñas que viven en el mismo edificio y la imposibilidad de mejorar su existencia, debido a la situación social y a la falta de voluntad.
El tragaluz, estrenada en 1967, trata sobre las diferentes vías para afrontar una realidad injusta; unos científicos del futuro regresan a los días posteriores a la Guerra Civil y observan sus degradantes consecuencias materiales y morales en una familia.
Dramas históricos: recurre al pasado histórico para reflexionar sobre asuntos existenciales y sociales. Pertenecen a este grupo:
Un soñador para un pueblo (1958), representa el fracaso de las reformas de Esquilache, ministro de Carlos III. Las meninas,trata sobre Velázquez, artista amante de la verdad y la justicia y que quiere ser la conciencia de su pueblo, y es combatido por la hipocresía y la corrupción que rodean al poder.
El sueño de la razón, situada en el
Madrid de
1823, durante la ola de terror desencadenada por
Fernando VII en su lucha contra los liberales. El protagonista es
Francisco de Goya, su sordera simboliza la incapacidad de algunos para oír el sentido de la realidad.
Entre sus últimos títulos figuran
Caimán (