Tema 7. El teatro español anterior a 1936: tendencias, rasgos principales , autores y obras más significativas
En España, el desarrollo del teatro se encuentra encauzado por los condicionamientos sociales de su representación. Los gustos del público burgués (el que acudía preferentemente a las salas) son de escasa exigencia. Los problemas sociales o ideológicos y las aventuras formales se hallan fuera de sus intereses al sentarse en una butaca; y sin espectadores no hay dinero para montar obras. De ahí que los empresarios buscaran el sostenimiento del espectáculo teatral a base de hacer concesiones a lo que el público pedía.
La consecuencia inmediata es la pobreza del teatro español en este periodo, entendido como espectáculo. Es un teatro inmovilista, enquistado entre un público conservador y un escaso estímulo creativo. Anclado en la repetición de las mismas fórmulas, da la espalda, a los movimientos renovadores efectuados en el teatro europeo y mundial. La mayor parte de la creación que servía para alimentar este tipo de teatro presenta grandes limitaciones y, en la actualidad, un escaso interés, pues ha envejecido rápidamente. Algunos autores menos conformistas como Unamuno, Azorín… tratarán de romper esta tendencia, rebelándose ante el teatro comercial. Pero sus esfuerzos por dirigir la escena por nuevos senderos tienen poca incidencia. De esos años, queda por encima de todo, la obra de Valle-Inclán y Lorca.
7.1. EL TEATRO COMERCIAL: COMEDIA BURGUESA, TEATRO CÓMICO Y TEATRO POÉTICO
A finales del siglo
XIX, se producen varios intentos de acabar con el tipo de teatro retórico y melodramático que, heredado del Romanticismo, tenía su mayor representante en Echegaray. Los estrenos de Realidad (1892) de Galdós, el nido ajeno (1894) de Jacinto Benavente y Juan José(1895) de Joaquín Dicenta, trataron de introducir un teatro cercano al de Naturalismo europeo. Escenarios que reproducían ambientes reales, empleo de un lenguaje más conversacional, un tipo de actuación más natural y temas conflictivos eran algunas de sus carácterísticas. Sin embargo, el relativo éxito de Galdós y Dicenta no tendría continuidad. Sería Benavente el encargado de dar forma al nuevo teatro, aunque después de plegarlo a las exigencias del público.
7.1.1. LA COMEDIA BENAVENTINA
La larga trayectoria teatral de Jacinto Benavente (1866-1954) es un ejemplo de las limitaciones del teatro español. El fracaso de El nido ajeno, obra crítica en la que analizaba el oscuro lugar ocupado por la mujer de clase media, le llevó a escribir otras más acordes con el tipo de público al que había que halagar. La comedia de las fieras (1898) constituye su primer gran éxito por la levedad de su crítica. Desde entonces, Benavente se limitó a pulir la estructura de su teatro para garantizarse la aceptación de los espectadores y repitió la fórmula sin descanso. Cuando recibíó el Premio Nobel en 1922, ya su estilo era reprobado por buena parte de la intelectualidad española pero aplaudido por los espectadores que llenaban las salas.
En general, sus tramas presentan problemas poco conflictivos: predomina el diálogo frente a la acción y la situación, un diálogo elegante, natural e ingenioso. Los lugares escénicos en que se desarrolla la acción han permitido la clasificación de su obra en cuatro grupos:
-los interiores burgueses ciudadanos con elegantes salones y gabinetes como en Rosas de otoño.
-los interiores cosmopolitas, hoteles, yates, estaciones invernales palacios, como en la noche del sábado.
-los interiores provincianos, como en Pepa Doncel.
-los interiores rurales, cocinas, salones de casas campesinas, en los que se encuadran dos de sus mejores creaciones: Señora ama y la malquerida, un melodrama de amores incestuosos.
Los intentos benaventinos de reflejar lo actual de cada momento son la causa de su éxito de público, pero también de su caducidad. Junto con La malquerida, los intereses creados (1907) es su obra más conocida hoy en día; original e inclasificable, en ella los personajes actúan en una trama en la que el amor y el dinero pugnan por salir triunfantes.
7.1.2. LA COMEDIA COSTUMBRISTA
Otra línea teatral consigue el éxito a base de desarrollar el cuadro costumbrista ROMántico, mezclando aspectos de la zarzuela y del denominado” género chico”, breves sainetes en un acto que alternaban los diálogos con partes musicales. Se caracteriza por hacer hincapié en el ambiente pintoresco de determinadas regiones españolas, Madrid, Andalucía, por la creación de personajes típicos, por su lenguaje avulgarado y humorístico y por su conservadurismo.
-El alicantino Carlos Arniches es el más conocido autor de sainetes. Especialista en las costumbres madrileñas de los barrios populares, sus personajes achulados y castizos se expresan con un rico lenguaje que provoca la carcajada con sus deformaciones y expresiones hiperbólicas. Destacan El santo de la Isidra, la flor del barrio y La señorita de TréVélez.
-Los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero escribieron en colaboración, cerca de doscientos cuadros, sainetes costumbristas y comedias ambientadas en una Andalucía irreal y tópica. Destacan Las de Caín y Malvaloca.
-Pedro Muñoz Seca se especializó en el astracán, mezcla de género chico y vodevil (Comedia frívolá, ligera y picante, de argumento basado en la intriga y el equívoco, que puede incluir números musicales y de variedades). Se busca la comicidad a toda costa, sucesión de chistes, chabacanos y vulgares. Triunfó La venganza de don Mendo.
7.1.3. EL TEATRO POÉTICO
Esta denominación equívoca esconde un tipo de teatro en verso, caracterizado por sus asuntos históricos y su conservadurismo ideológico; versos variados y de gran musicalidad, lenguaje sonoro, ambientes exóticos, personajes con ademanes efectistas y una escenografía que trata de reproducir fielmente los ambientes históricos en los que se desarrolla la acción. Destacaron Eduardo Marquina con Las hijas del Cid, Villaespesa, con la Leona de Castilla, Los hermanos Machado y especialmente José María Pemán, autor de El divino impaciente.