Introducción
La Guerra Civil española (1936-1939) sumió al teatro en una profunda crisis. Hasta la década de 1950, predominó un teatro tradicional, con la comedia burguesa y el teatro de humor como principales exponentes. Durante la guerra, el teatro se instrumentalizó como herramienta de propaganda. La posguerra trajo consigo un panorama desolador: autores fallecidos, exiliados o silenciados por la censura. El teatro, sometido a un férreo control, recuperó géneros y temas de épocas anteriores.
El Teatro en la Posguerra
En la posguerra, se cultivaron diversos géneros teatrales:
- Teatro heroico-patriótico: Autores como Joaquín Calvo Sotelo y José María Pemán se adscribieron a esta corriente.
- Alta comedia: Juan Ignacio Luca de Tena fue uno de sus representantes.
- Teatro humorístico: Destacaron autores como Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura.
A finales de los años 40, las obras de Antonio Buero Vallejo y Alfonso Sastre introdujeron nuevos planteamientos sociales y experimentales, con un lenguaje más depurado. Durante las décadas de 1950 y 1960, surgió un grupo de autores realistas que, a menudo, recurrían a metáforas y alegorías para sortear la censura.
La Transición Democrática y el Teatro
Con la llegada de la transición democrática, el teatro español experimentó una profunda transformación. Se recuperaron textos de autores fallecidos, exiliados o prohibidos. Los grupos de teatro se profesionalizaron, formando compañías estables, y surgieron nuevas voces. Se incorporaron innovaciones dramáticas, en ocasiones influenciadas por autores y directores europeos y americanos. Coexistieron diferentes corrientes, incluyendo el teatro de consumo.
El Teatro de Consumo
En los años 40 y 50, se representaba un teatro oficial, un drama burgués intrascendente y costumbrista, heredero de Jacinto Benavente. Los temas recurrentes eran los propios de la comedia burguesa: honor, celos, infidelidades. Estas piezas, a pesar de su intrascendencia temática, mostraban un buen dominio de la técnica teatral, con diálogos bien construidos. Destacaron autores como José María Pemán, Claudio de la Torre y Víctor Ruiz Iriarte, cultivadores de la comedia de ilusión.
La Comedia de Humor
En este género sobresalieron dos figuras clave: Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) y Miguel Mihura (1903-1977). Ambos renovaron el humor teatral, practicando la farsa y la sátira, y buscando situaciones dramáticas fuera de lo convencional.
- Enrique Jardiel Poncela: Desde 1927, estrenó sus comedias ininterrumpidamente. Entre 1939 y 1952, escribió 20 piezas de humor, caracterizadas por la originalidad, el absurdo y la búsqueda de lo insólito. Obras destacadas: Eloísa está debajo de un almendro (1939), Los ladrones somos gente honrada (1941).
- Miguel Mihura: Fue director y escritor de la revista de humor La Codorniz. En 1932, escribió Tres sombreros de copa, una obra con un humor absurdo que presentaba el conflicto entre el individuo y las convenciones sociales, pero que no se estrenó hasta 1952. Mihura evolucionó hacia un teatro más comercial, profundizando en la psicología de sus personajes y dotándolos de credibilidad y ternura. Obras destacadas: Ni pobre ni rico, sino todo lo contrario, La tetera.
El Teatro del Exilio
Desarrollado especialmente en México y Argentina desde la posguerra, el teatro del exilio presentó diferencias estéticas con el que se cultivaba en España. Algunos autores destacados fueron:
- Rafael Alberti: Cultivó un teatro político con una marcada presencia de elementos poéticos, tanto en el lenguaje como en la simbología.
- Max Aub: Experimentó con la farsa vanguardista, el teatro de urgencia y, durante el exilio, abordó temas como la soledad, los desastres de la guerra y la ética del exiliado. Obra destacada: San Juan.
- Alejandro Casona: Sus obras del exilio no se diferenciaron mucho de las estrenadas hasta 1939. Sus piezas, con una cuidada construcción dramática, se emparentan con la comedia burguesa de posguerra. Obra destacada: La dama del alba.
Intentos Renovadores y el Teatro Realista
En el ámbito del teatro no comercial, el grupo Arte Nuevo (1945-1947) representó el primer intento de teatro experimental. Otros grupos, como el TEU (Teatro Español Universitario) y el GTR (Grupo de Teatro Realista), fracasaron debido a problemas económicos y a la censura.
El Teatro Realista de Antonio Buero Vallejo
Historia de una escalera (1949), la primera obra de Antonio Buero Vallejo, ofreció una visión no idealizada de la realidad de la posguerra, mostrando la amargura, la esperanza y la frustración de una sociedad inmóvil. Su trayectoria se puede dividir en tres etapas:
- Etapa realista: Obras centradas en la realidad contemporánea. Obras destacadas: Hoy es fiesta, Historia de una escalera.
- Etapa de reflexión histórica: Iniciada en 1958, esta etapa se caracteriza por el uso de temas históricos para reflexionar sobre el presente.
- Última etapa: Se centra en el punto de vista subjetivo, presentando la acción a través de la visión de un personaje con alguna limitación física o psíquica.
En sus obras, Buero Vallejo busca una verdad profunda, una visión lúcida y dialéctica de la realidad.