Teatro Español del Siglo XX: Comercial vs. Innovador


El Teatro Español del Siglo XX: Un Panorama de Contrastes

El teatro, como género literario, cobra su sentido pleno en la representación escénica. Requiere de un público dispuesto a asistir y de empresarios que ofrezcan sus salas a cambio de una remuneración económica. La forma en que los escritores consideran estas premisas da lugar a la existencia de dos tipos de teatro:

  • Teatro comercial: Se adapta a los gustos de un público conservador, poco receptivo a la crítica social y reacio a las innovaciones técnicas. Suele llegar a las salas porque los empresarios no pueden arriesgarse a pérdidas económicas.
  • Teatro innovador: Es minoritario, ya sea por su carga crítica, sus innovaciones técnicas o ambas.

El Teatro Comercial: Tres Tendencias Principales

El teatro comercial de la época se manifestó a través de tres tendencias fundamentales:

  • Comedia burguesa
  • Teatro poético
  • Teatro cómico

La Comedia Burguesa

Los temas y personajes de la comedia burguesa se corresponden con los de las clases medias y altas de la sociedad de la época, abordando conflictos típicos de estos grupos sociales: amores insatisfechos, infidelidades, hipocresía y murmuraciones. También se la conoce como comedia benaventina, dado que su autor más representativo es Jacinto Benavente. Ideológicamente, se limita a una crítica superficial de la hipocresía y los convencionalismos burgueses, sin traspasar los límites de lo admisible. Algunas de sus obras más destacadas son: Los intereses creados, Señora Ama y La malquerida.

El Teatro Poético

El teatro poético, escrito en verso, se refugia en el pasado para ensalzar las gestas de heroicos personajes de la España medieval e imperial y sus virtudes. Según el pensamiento conservador de estos dramaturgos, estos elementos constituían los valores supremos de la raza española. Entre sus autores destacan Eduardo Marquina (Las hijas del Cid y En Flandes se ha puesto el sol) y Francisco Villaespesa (Doña María de Padilla y El alcázar de las perlas).

El Teatro Cómico

Dentro del teatro cómico se encuentran el sainete, la tragicomedia grotesca y el astracán.

  • El Sainete: Pieza breve que ofrece una visión amable y estereotipada de la realidad, ajena a cualquier crítica. Sus características principales son: personajes esquemáticos, sin profundidad psicológica; una acción salpicada de escenas costumbristas que no plantea conflictos, sino que pone en escena contrariedades de la vida cotidiana; y diálogos plagados de chistes y juegos de palabras que reproducen el lenguaje popular de Madrid o Andalucía. Autores relevantes son Carlos Arniches (El santo de la Isidra o La fiesta de San Antón) y los hermanos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero (El genio alegre o El patio, ambientadas en Andalucía).
  • La Tragicomedia Grotesca: El humor surge de situaciones dramáticas donde personajes ridículos producen a la vez lástima y risa. Tienen una intención moralizadora, ya que denuncian lacras de la sociedad: el señorito ocioso, el caciquismo, la hipocresía, la ausencia de valores y la atonía espiritual de la juventud. La obra más representativa es La señorita de Trevélez de Carlos Arniches. Otras obras son ¡Que viene mi marido! y Los caciques.
  • El Astracán: Acoge obras que plantean situaciones descabelladas y poco verosímiles, llenas de chistes fáciles, cuya finalidad es hacer reír al público. Piezas destacadas son La venganza de don Mendo (1918) y Los extremeños se tocan (1926), ambas de Pedro Muñoz Seca.

El Teatro Innovador: Ruptura y Experimentación

Paralelamente a las obras de éxito comercial, surgen otras propuestas que buscan introducir nuevas formas de expresión en el teatro, influenciadas por las corrientes europeas. Encontramos autores de la Generación del 98, Valle-Inclán, un teatro vanguardista y un teatro de la Generación del 27.

El Teatro de la Generación del 98

Destacan Miguel de Unamuno y Azorín.

  • Miguel de Unamuno: Escribe dramas esquemáticos, con una intriga reducida al mínimo y diálogos densos, más propios del ensayo que del drama. Los personajes expresan sus inquietudes y angustias existenciales a través de extensos monólogos. Es un teatro intelectual y filosófico en el que el autor refleja sus obsesiones por el paso del tiempo, la muerte y la búsqueda de la felicidad. Destacan El otro, Fedra y El hermano Juan.
  • Azorín: Defiende un teatro antirrealista que incorpore el mundo interior, el subconsciente y lo maravilloso. Sus tres primeras obras se construyen a partir de dualidades que, lejos de enfrentarse, se complementan: Old Spain (tradición y progreso), Brandy, mucho brandy (deseo y realidad) y Comedia del arte (ficción y realidad). En la trilogía Lo invisible, utiliza elementos irreales y simbólicos para tratar el tema de la angustia ante la muerte.

Valle-Inclán: Una Trayectoria en Tres Ciclos

La obra teatral de Ramón María del Valle-Inclán se divide en tres ciclos:

  • Ciclo del Mito: Formado por Comedias bárbaras, Divinas palabras y El embrujado.
  • Ciclo de la Farsa: Somete a una deformación casi esperpéntica ciertos valores tradicionales y a los personajes que los representan, constituyendo un paso hacia el esperpento. Obras: Farsa infantil de la cabeza del dragón, La marquesa Rosalinda y Farsa y licencia de la reina castiza.
  • Ciclo del Esperpento: Presenta una sociedad deformada y grotesca, donde impera la corrupción en todos los estamentos sociales e instituciones oficiales y académicas. Utiliza recursos como la degradación de los personajes mediante su animalización o cosificación, y la deformación idiomática mediante la mezcla de un lenguaje refinado con el lenguaje coloquial e incluso vulgar. Se inicia con Luces de Bohemia (1920). Con esta misma técnica escribe tres obras agrupadas bajo el título Martes de carnaval.

El Teatro Vanguardista

Los principales cultivadores del teatro vanguardista fueron Jacinto Grau y Ramón Gómez de la Serna.

  • Jacinto Grau: Muestra abiertamente su descontento con el teatro de su época, al que acusa de comercial y falto de originalidad. Sus obras, que despertaron escaso interés en España, alcanzaron un éxito notable en el extranjero. Cultivó la tragedia y la farsa, géneros en los que recrea mitos literarios o pasajes bíblicos. Su obra más importante es El señor de Pigmalión, farsa tragicómica inspirada en el mito clásico.
  • Ramón Gómez de la Serna: Trata el tema del erotismo y la crítica a los convencionalismos sociales en El drama del palacio deshabitado, un diálogo de unos muertos cuya única señal de vida es el deseo sexual. En Los medios seres, presenta personajes con medio cuerpo pintado de negro como símbolo de la imperfección del ser humano en su lucha por alcanzar la felicidad.

El Teatro de la Generación del 27: Federico García Lorca

Sobresale la figura de Federico García Lorca, cuya labor creadora pasó por varias etapas:

  • Primera Etapa: Teatro de influencia modernista escrito en verso: El maleficio de la mariposa (1919), drama que simboliza la pérdida de la inocencia infantil con la irrupción del amor, y Mariana Pineda (1923), sobre la historia de esta heroína.
  • Segunda Etapa: Búsqueda de nuevas formas de expresión. Escribe farsas donde busca exhibir ciertas pasiones humanas. Por un lado, farsas para guiñol (Tragicomedia de don Cristóbal y la señá Rosita (1923) y Retablillo de don Cristóbal (1931)), que abordan la condena al autoritarismo. Por otro lado, farsas para personas (La zapatera prodigiosa (1929-1930) y Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín (1930)), que tratan el tema del matrimonio entre un viejo y una joven. Posteriormente, escribe sus dos obras más audaces en cuanto a experimentación, consideradas «teatro surrealista»: El público (1930) y Así que pasen cinco años (1931).
  • Tercera Etapa: Obras de madurez, que incluyen dos tragedias rurales (Bodas de sangre y Yerma) y dos dramas (Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores y La casa de Bernarda Alba). Bodas de sangre (1932) trata de las convenciones sociales que reprimen los impulsos amorosos. Yerma (1934) aborda el tema de la maternidad frustrada. Doña Rosita la soltera o el lenguaje de las flores (1935) trata la frustración amorosa y los convencionalismos sociales. La casa de Bernarda Alba (1936) plantea la lucha entre el poder y la libertad.

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