Teoría de las Ideas de Platón: Conocimiento, Ética y Antropología


Teoría de las Ideas

La teoría de las Ideas de Platón constituye el modelo del mundo que percibimos a través de los sentidos. Cuando hablamos de ideas, normalmente nos referimos a contenidos de nuestra mente; sin embargo, Platón se refiere a otro tipo de realidades que están fuera de nuestra mente. Él concibe las ideas como las auténticas realidades a partir de las cuales las cosas sensibles adquieren su realidad.

  • Mundo sensible: Para Platón, suponer un mundo ideal que contenga los modelos perfectos de todos los géneros de cosas que hay en el mundo que vivimos, será la única realidad realmente existente, pues es inmutable. Estas tesis tienen como consecuencia una duplicidad de la realidad: existe una realidad palpable, con la que nos tropezamos todos los días, el mundo sensible, y otra que solo se puede ver con la razón, el mundo inteligible.
  • Mundo inteligible: Platón representa más lúcidamente esta realidad, así como la posición del hombre a la hora de salir de la ignorancia, en el mito de la caverna. El mito representa el estado de ignorancia en el que habita el hombre que solo se deja guiar por sus sentidos. Pero la caverna está provista de luz, lo que nos señala que no todo está perdido para el ser humano, porque puede salir de su ignorancia. Platón nos dice que el ser humano está encadenado desde su nacimiento no solo a un cuerpo material que le impone unas condiciones, sino también a unas estructuras sociales y culturales de las que es muy difícil salir. Sin embargo, en el ser humano, continúa Platón, existe una tendencia que aspira a la libertad, al conocimiento; lo que nos ha hecho humanos ha sido precisamente esa lucha continua. El deseo de sabiduría es lo que puede proporcionarnos una auténtica felicidad propiamente humana. La auténtica realidad que tenemos que conocer para no perpetuarnos en la ignorancia. Las ideas son la esencia y la causa de todas las cosas. Están organizadas jerárquicamente, la idea de Bien aparece como la suprema.

Teoría del Conocimiento

En el libro La República, Platón nos presenta la relación entre el ser y el pensar, y las formas de conocimiento que pueden darse. Cuando el alma humana se queda en las impresiones sensibles que salen de los objetos del mundo sensible, solo podemos obtener de esa información una opinión. Por ello, Platón concluye que la opinión, la doxa, no puede ser verdadera, solo tiene apariencia de verdad, verosimilitud. A través de las opiniones, y en la búsqueda de la verdad, podemos alcanzar un auténtico conocimiento de lo que son las cosas en sí. Este conocimiento es el que nos proporciona la ciencia, episteme, un saber que nunca cambia. Para Platón, conocer no consiste en adquirir aprendizajes del exterior a través de la experiencia, sino que el saber proviene de nosotros mismos. El diálogo mediante la mayéutica puede conducir a que el alma descubra en sí misma la verdad que encierra. La razón que da Platón para esto se funda en una teoría del alma inmortal y habitante del mundo de las Ideas. La teoría de la inmortalidad del alma que Platón recoge consiste en aprender desde el esfuerzo intelectual, que brota de nuestro propio interior.

Ética

Platón considera que la primera necesidad que tiene que satisfacer la filosofía es la de ayudar a los hombres a ser buenos. Para Platón, la reforma moral del individuo solo puede producirse en el cuerpo social, en la polis. Para poder ser dueños de nuestra propia vida y dirigir nuestras acciones, es necesario reflexionar sobre la esencia de la virtud. La virtud es la capacidad que permite a cada cosa o persona cumplir su función propia. El ser humano se define por su alma, y el alma realiza distintas funciones, ya que está compuesta de distintas fuerzas. Por tanto, para que cada una de estas fuerzas realice su «función propia» debe guiarse por un principio. La parte racional se ha de guiar por la sabiduría, pues en ella consiste su ser propio; la voluntad ha de ser fuerte y los deseos, templados o moderados. Para que estas tres partes funcionen armónicamente para conducir al hombre a una buena vida moral, han de estar regidas por la justicia, dice Platón. Al introducir la justicia como excelencia del alma, además de permitirle mandar, ordenar y orientar, Platón pone de manifiesto de nuevo el estrecho lazo entre la vida individual y la social.

Antropología

Platón afirma un dualismo antropológico entre el cuerpo y el alma: la parte corporal es la que nos pone en contacto con el mundo visible, con lo sensible, nos ata a nuestras necesidades animales. Sin embargo, el alma, que tiene una naturaleza espiritual, actúa como el aliento que da vida al cuerpo. Platón dice que el alma es de una naturaleza distinta al cuerpo y, para ello, la sitúa originariamente en un mundo también diferente al de las cosas visibles: en el mundo de las Ideas. Esta preexistencia es la que le permite conocer las ideas, solo que al entrar en el cuerpo y «contaminarse» de la materia, las olvida.

La Naturaleza del Alma

El alma es lo que define lo que somos y cómo somos, pero penetrar en su naturaleza sigue siendo un misterio. Platón es consciente de estas dificultades y, por ello, echa mano del mito de los carros alados. El mito nos habla de las tendencias contradictorias que existen en todo ser humano: una de esas fuerzas (el caballo negro) nos fuerza a dejarnos llevar por nuestros impulsos; en cambio, el caballo blanco simboliza la voluntad, el ánimo o el esfuerzo con el que nos movemos en el mundo. Por último, el auriga hace referencia a nuestra capacidad de entender y ordenar racionalmente el mundo y nuestra propia vida.

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