Teorías deterministas
Destino y libertad
Para muchas tradiciones religiosas existe el destino (del que nadie puede escapar), por lo que carecemos de libertad ya que los dioses dirigen nuestra existencia.
Sin embargo, para el cristianismo seguimos siendo responsables de nuestros actos, es decir, libres.
Teoría conductista
Según la teoría conductista, la conducta del ser humano está determinada por el ambiente social y cultural en el que vive. Es más importante en la explicación de la conducta que en la propia herencia genética.
Skinner, en su novela Walden dos, llega a idear una comunidad utópica en la que no existe ningún problema de convivencia, porque los habitantes tuvieron un plan de condicionamientos psicológicos.
E.O. Wilson: La neuroética (la neurociencia aplicada al estudio de la vida moral del ser humano) nos dice que la gente obedece a códigos de conducta, anclados en su cerebro.
Libertad condicionada
Nuestra constitución biológica, la educación que recibimos y el ambiente social y cultural en el que vivimos influyen en nuestra conducta. Todos estos factores condicionan nuestro comportamiento, pero no está claro que lo hagan hasta el punto de determinarlo. Si esto fuera así, careceríamos de la capacidad de elegir con libertad nuestras acciones, por lo que no seríamos responsables de ellas.
La moralidad tiene una base cerebral, pero también mental y social, mientras que la fundamentación de la ética nos exige a dar razones ante las preguntas del carácter de exigencia con el que se nos presentan las normas y los valores que llamamos “morales”.
Nuestro cerebro es plástico y se va moldeando a lo largo de la vida. El 70% de nuestro cerebro se desarrolla después del nacimiento en relación con el entorno y con los demás.
La libertad para elegir
No somos de elegir nuestra herencia biológica, la familia y la sociedad en la que nacemos, ni muchas cosas que nos pasan en la vida, pero, como dice Savater, sí somos libres para responder a lo que nos sucede de un modo o de otro.
Los procesos de liberación protagonizados a lo largo de la Historia por diferentes colectivos excluidos nos enseñan que tenemos cierta libertad de acción que nos permite cambiar situaciones injustas y conquistar cotas de libertad que antes no teníamos.
La libertad se entiende como el contrario a la esclavitud. El individuo libre elige cómo quiere vivir y participa con los otros en la construcción de las normas que nos dicen cómo vivir en comunidad.
Para Kant, la libertad es la condición de la voluntad que se decide a sí misma a obrar por respeto al deber.
El mal radical
A lo largo de la historia se han cometido grandes injusticias, guerras, torturas… todo esto nos lleva a preguntarnos por el origen del mal, y cuál es la raíz del mal – es lo que Kant llamó “el mal radical”
Entre las reflexiones acerca del mal podemos destacar las siguientes:
- En muchas tradiciones se relaciona el mal moral con la existencia de fuerzas malignas y arbitrarias que lleven a los humanos a obrar mal.
- En la época moderna, Hobbes piensa que el ser humano en estado de naturaleza se comportaría con los demás como un lobo.
- Rousseau mantiene la idea del buen salvaje y piensa que el origen del mal no radica en la naturaleza humana, sino en la sociedad.
- El nazismo ha dado forma a un nuevo modo de totalitarismo que desprecia a la vida humana y trata a los seres humanos como seres superfluos.
La naturaleza de los juicios morales
Según estudios de neurocientíficos, los juicios morales en la mayoría de las ocasiones, son intuitivos, y los justificamos posteriormente con argumentos si nos piden razones.
Según Haidt, los seres humanos decidimos moralmente llevados por las emociones, y posteriormente buscamos las razones que se correspondan con nuestra decisión, somos, dice él, como “el perro emocional y su cola racional”
Racionalismo moral
El juicio moral tiene su raíz en la razón, que es el motor de la acción, ya que distingue el bien del mal. Niega que las emociones puedan causar juicio moral, aunque influyan.
Según Kant, la acción moralmente buena es la que se hace por respeto al deber, y no por las inclinaciones que surgen de los sentimientos.
Según Kohlberg, los sucesivos estadios morales por los que pasa el individuo se basan exclusivamente en el razonamiento moral que se manifiesta en el juicio moral.
Emotivismo moral
La intuición moral, incluidas las emociones, es la causa de los juicios morales, que equivalen a expresiones del gusto.
Hume distingue dos tipos de sentimientos: los particulares y los comunes.