Biografía de Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino (1225-1274) fue un filósofo y teólogo italiano, figura cumbre de la filosofía escolástica y uno de los teólogos más destacados del catolicismo. Nacido en una familia noble en Roccasecca (cerca de Aquino, Italia), estudió en el monasterio benedictino de Monte Cassino y en la Universidad de Nápoles. Fue discípulo del filósofo escolástico alemán Alberto Magno, a quien siguió a Colonia en 1248.
Tomás de Aquino sostenía que las verdades de la fe y las de la experiencia sensible, incluidas las propuestas por Aristóteles, son compatibles y complementarias. Algunas verdades, como el misterio de la Encarnación, solo pueden conocerse a través de la revelación; otras, como la composición de las cosas materiales, solo mediante la experiencia. Sin embargo, otras, como la existencia de Dios, son cognoscibles a través de ambas vías. La fe, que guía al hombre hacia su fin último, Dios, supera a la razón, pero no la anula.
En 1272, Santo Tomás dejó París y se trasladó a Nápoles, donde fundó una nueva escuela dominica. En marzo de 1274, mientras viajaba para asistir al Concilio de Lyon, convocado por el Papa Gregorio X, enfermó y falleció el 7 de marzo en el monasterio cisterciense de Fossanova.
Sus obras más importantes son Summa contra Gentiles y Summa Theologica, esta última dividida en tres partes (sobre Dios, la vida moral del hombre y Cristo), aunque quedó inconclusa.
Las Cinco Vías para Demostrar la Existencia de Dios
Dificultades Iniciales: Argumentos Contra la Existencia de Dios
Santo Tomás inicia planteando dos objeciones principales a la existencia de Dios:
- Si uno de dos contrarios es infinito, anula al opuesto. Dios, siendo un bien infinito, debería eliminar todo mal. Sin embargo, el mal existe en el mundo, lo que sugiere que Dios no existe.
- Lo que puede explicarse por pocos principios no requiere de muchos. Si Dios no existiera, los fenómenos naturales podrían atribuirse a la naturaleza, y los actos libres, al entendimiento y la voluntad humana. Por lo tanto, la existencia de Dios no es necesaria.
Santo Tomás cita el libro del Éxodo, donde Dios dice de sí mismo: «Yo soy el que soy» (Ex 3,14), como contrapunto a estas objeciones.
En esencia, el primer argumento se basa en la incompatibilidad entre un Dios infinitamente bueno y la existencia del mal. El segundo argumento cuestiona la necesidad de Dios como principio explicativo, dado que la naturaleza y la razón humana podrían ser suficientes.
Respuesta: La Existencia de Dios Demostrada por Cinco Vías
Santo Tomás propone cinco vías para demostrar la existencia de Dios:
1. Primera Vía: El Movimiento
Se basa en la observación del movimiento en el mundo. Todo lo que se mueve es movido por otro, ya que nada puede pasar de la potencia al acto por sí mismo. El movimiento implica una transición de la potencia al acto, y esto requiere un agente externo que ya esté en acto. No puede haber una cadena infinita de motores, por lo que debe existir un Primer Motor Inmóvil, que todos identifican como Dios.
Tomás de Aquino, siguiendo a Aristóteles, explica que todas las cosas materiales tienen dos modos de ser: acto (realización) y potencia (posibilidad). El movimiento es el paso de la potencia al acto. Un objeto inmóvil tiene la potencialidad de moverse (móvil en potencia). Para que este paso ocurra, se necesita un agente externo en acto (motor en acto). No es posible que algo sea simultáneamente motor y móvil en acto, ya que esto implicaría ser acto y potencia al mismo tiempo, lo cual es contradictorio. Por lo tanto, debe haber un primer motor que no sea movido por nadie: Dios.
2. Segunda Vía: La Causa Eficiente
Se fundamenta en la causalidad eficiente. En el mundo sensible, observamos un orden de causas eficientes. Nada puede ser causa de sí mismo, ya que tendría que ser anterior a sí mismo. Tampoco puede haber una serie infinita de causas eficientes, porque sin una primera causa, no habría causas intermedias ni efectos finales. Por lo tanto, debe existir una Primera Causa Eficiente, que es Dios.
Similar a la primera vía, se argumenta que todo lo que existe tiene una causa eficiente externa. Si todas las cosas requieren una causa, o se prosigue con una cadena infinita de causas (lo cual es absurdo) o se niega la existencia de una primera causa. Negar la primera causa implica negar las causas intermedias y los efectos finales, concluyendo erróneamente que nada existe. Por lo tanto, debe existir una primera causa incausada, que es Dios.
3. Tercera Vía: La Contingencia y la Necesidad
Considera la diferencia entre seres contingentes (posibles) y necesarios. Los seres contingentes pueden existir o no existir; vemos que nacen y mueren. Si todos los seres fueran contingentes, hubo un tiempo en que nada existía. Pero de la nada, nada surge. Por lo tanto, debe existir un Ser Necesario, cuya existencia no dependa de otro, y que sea la causa de la existencia de los seres contingentes. Este ser necesario es Dios.
Los seres contingentes son aquellos que no existen necesariamente. Si todas las cosas fueran contingentes, en algún momento nada habría existido. Pero, dado que algo solo puede surgir de algo preexistente, debe haber un ser necesario del cual deriven todos los seres contingentes. Este ser necesario puede tener la causa de su necesidad en sí mismo o en otro. Si la tiene en otro, se repite el argumento de la causalidad, que no puede extenderse infinitamente. Por lo tanto, debe existir un ser necesario por sí mismo, que es Dios.
4. Cuarta Vía: Los Grados de Perfección
Se basa en los grados de perfección observados en los seres. Vemos que algunas cosas son más o menos buenas, verdaderas, nobles, etc. El «más» y el «menos» se atribuyen en relación con un máximo. Debe existir algo que sea lo máximamente bueno, verdadero y noble, y, por lo tanto, el ser supremo. Lo máximo en cualquier género es la causa de todo lo que pertenece a ese género. Por lo tanto, existe un ser que es la causa de la existencia, bondad y perfección de todas las cosas, y ese ser es Dios.
En el mundo existen seres con diferentes grados de perfección (belleza, bondad, etc.). Al comparar, se toma como referencia la máxima perfección posible. Sin esta referencia, la comparación sería imposible. Por lo tanto, debe existir una entidad absolutamente perfecta que sea la causa de los diferentes grados de perfección en las demás cosas. Esta entidad es Dios.
5. Quinta Vía: El Orden y la Finalidad (Teleología)
Se basa en el orden y la finalidad observados en la naturaleza. Cosas que carecen de conocimiento, como los cuerpos naturales, actúan con un fin, como se evidencia en su comportamiento regular y predecible. Este comportamiento no puede ser producto del azar, sino que requiere una dirección intencional. Lo que carece de conocimiento no puede tender a un fin a menos que sea dirigido por un ser inteligente. Por lo tanto, existe un Ser Inteligente que dirige todas las cosas naturales hacia su fin, y este ser es Dios.
En el mundo, existen seres sin entendimiento (plantas, animales) que actúan como si lo tuvieran, siguiendo un orden orientado a un fin. Este orden no puede ser autogenerado, ya que carecen de la capacidad de dar cuenta de él. Por lo tanto, lo que no tiene entendimiento solo puede orientarse hacia un fin si es guiado por un agente externo inteligente. Este agente es Dios.
[1] Causa eficiente (según Aristóteles): El agente que produce el efecto en una relación causal. Es el iniciador del proceso. Por ejemplo, el artesano es la causa eficiente de una vasija hecha de arcilla.
[2] Santo Tomás introduce aquí el argumento de la causalidad, complementando la necesidad.
[3] El fin, para Santo Tomás, es la armonía y el orden de la naturaleza. Los procesos naturales son ordenados y cíclicos, pero involucran seres y fuerzas sin razón. Dado que el hombre, el único ser racional en este mundo, no controla los procesos naturales, debe existir un ser fuera de este mundo que los controle, y ese ser es Dios.