Transformaciones Económicas y Sociales en la España Franquista
La dictadura se inicia bajo los férreos principios de la Falange, de inspiración fascista, que confiaban en la autarquía y en el control del Estado sobre la economía como instrumentos de desarrollo económico. El fracaso del sistema, unido a los defectos de nuestra estructura social y económica y el aislamiento internacional, hicieron que la economía se retrajera. La década de los 50 fue de apertura económica al exterior, pero de crecimiento lento. Esto cambió en los 60, década de la modernización social y económica de España. En los años finales del régimen (primeros 70) se asiste a la visible contradicción entre una sociedad cercana a Europa en sus aspiraciones y un sistema político inamovible en su autoritarismo.
Condicionantes de la Política Económica (1940-1950)
La política económica española de los años 40-50 estuvo condicionada por la situación interior y por las circunstancias exteriores. La larga guerra civil había dejado al país en una situación ruinosa. El estallido de la Segunda Guerra Mundial privó a España de la posibilidad de abastecerse en el exterior y el bloque internacional al que fue sometida España tras la contienda mundial prolongó la situación de aislamiento económico. Todos estos factores, más el optimismo oficial que aspiraba a conseguir la autosuficiencia mediante el intervencionismo estatal, llevaron a la adopción de una política autárquica. El resultado fue desastroso: la producción industrial apenas aumentó y la agraria resultó insuficiente para alimentar a la población. Por ello, hubo que adoptar un sistema de racionamiento, propiciando la aparición de prácticas fraudulentas: un mercado negro al que acudían los más pudientes y pagaban precios superiores a los reales en un mercado libre y legal. Terminado el boicot internacional, la economía española se abrió al exterior, el desabastecimiento cesó, pero las importaciones crecieron más que las exportaciones porque las reservas comenzaron a agotarse.
La Influencia del Opus Dei y el Plan de Estabilización (1957)
En 1957 entraba en el gobierno el Opus Dei, ocupando las carteras claves de Hacienda y Comercio. Al margen de la filiación religiosa, orientaron su labor hacia la eficacia técnica y económica. Por esto se les llamó tecnócratas. Idearon el Plan de Estabilización Económica de 1959 con tres fines:
- Estabilizar el comercio.
- Flexibilizar la actividad económica nacional.
- Liberalizar las relaciones económicas con el exterior.
Los resultados fueron terribles: disminución de salarios, aumento de precios, quiebra, paro… La población no se manifestó, sino que emigró a otros países de Europa.
Planes de Desarrollo y Modernización (1960-1973)
Una vez conseguido el objetivo primario de estabilizar la economía, era necesario darle un nuevo impulso para acercarnos más a Europa, adoptando el modelo francés de planificación económica indicativa. Los Planes de Desarrollo españoles fueron tres cuatrienales, aunque el último quedó incompleto. Los mismos consistían en hacer coincidir los objetivos gubernamentales con los de las empresas privadas. Las que aceptasen, obtendrían a cambio ventajas fiscales, financieras y laborales. Uno de los aspectos más destacables fue la creación de los llamados Polos de Desarrollo: concesión de importantes beneficios a las empresas que se ubicasen en zonas poco desarrolladas pero con posibilidades económicas.
Crecimiento Económico y Desigualdades (1960-1973)
Entre 1960-1973, la economía española experimentó un crecimiento acelerado sin precedentes. La renta per cápita aumentó en más del doble y la tasa anual de crecimiento sólo fue superada por Japón. Se emprendió una modernización de todos los sectores económicos basada en la incorporación de nuevas tecnologías: el secundario, en especial las industrias químicas, del metal y del automóvil, fueron las que más se desarrollaron; el terciario también progresó, sobre todo el turístico gracias a la llegada masiva de turistas; y la agricultura, con la maquinaria y los fertilizantes. Este “boom” no estuvo carente de puntos negros: se reforzaron las desigualdades regionales entre zonas tradicionales y zonas nuevas; se invirtió capital pero no se contrató mano de obra estable y de calidad; la balanza comercial tampoco mejoró, porque España seguía importando productos con un alto valor añadido y exportando productos de bajo precio.
Impacto Social y Cultural de la Modernización
La estructura social se mantuvo poco evolucionada hasta los años 60, consecuencia del escaso desarrollo de la industria. No obstante, el éxodo rural se mantuvo, por lo que aparecieron dos problemas nuevos: el despoblamiento y envejecimiento del campo y el chabolismo de las grandes ciudades. Casi la mitad de la población trabajaba en el primario, por lo que la importancia social y numérica de las clases medias era escasa y la sociedad estaba polarizada entre una minoría rica y la gran mayoría de la población urbana y rural con un bajísimo nivel de renta. Los valores de aquella sociedad fueron los de los vencedores. Ejército, Iglesia y Falange trataron de imponer su concepción de la vida basada en la intolerancia religiosa, la disciplina militar y la virilidad. La moral era estricta y escrupulosa, controlada por la iglesia y abarcaba todos los aspectos de la vida. La obediencia al superior era ciega. Por último, la división de funciones entre sexos: hombre, trabajo y guerra; mujer, maternidad y ama de casa.
Movimientos Migratorios y Cambios en la Estructura Ocupacional
El desarrollo de los 60 aceleró los movimientos migratorios, ocasionando el éxodo rural a localidades limítrofes y la emigración a otros países europeos necesitados de mano de obra como Francia o Alemania. La modificación de la estructura ocupacional de la población, con mayoría en la industria y los servicios, provocó importantes cambios sociales y culturales: crecimiento de la clase media, que pasó a ser la predominante; la aparición y generalización de hábitos de vida propios de una sociedad de consumo (mejora de la calidad de vida, viviendas mejores y generalización del automóvil). Asimismo, al igual que el creciente número de turistas, las clases media y alta también empezaron a pasar las vacaciones en la playa. El resultado fue la influencia de los gustos, modas y costumbres europeas sobre los españoles, sobre todo sobre la juventud. El mismo régimen, mediante la propaganda oficial, incentivaba estos cambios para aparentar modernidad y ser aceptado en la CEE, cosa que no logró por no ser una auténtica democracia.
La Contradicción del Régimen y la Transición a la Democracia
El período de la dictadura franquista también fue una etapa de modernización social y económica de España. Sin variar los principios políticos ni la estructura de poder, el régimen se fue adaptando a los cambios políticos, sociales y económicos de nuestro entorno. La contradicción entre un régimen cerrado y una economía y sociedad modernas llevó a la dictadura a un callejón sin salida que sólo dejaba la opción de la transición a la democracia. Aun así, el régimen sólo murió realmente con la desaparición física del dictador y la transición hacia la democracia permitió que los cambios fueran pacíficos.