c) La Estructura Empresarial
La nueva revolución industrial ha favorecido destacados cambios en la estructura de la industria.
Cambios en el Sistema de Producción
Las nuevas tecnologías favorecen la descentralización de la producción.
– La descentralización consiste en dividir el proceso de producción en fases realizadas en establecimientos separados, que se localizan en los emplazamientos más favorables, con la consiguiente desintegración de la gran fábrica. Esto es posible gracias a las redes telemáticas (que permiten la transmisión instantánea de las decisiones y la coordinación entre establecimientos separados) y gracias a las nuevas tecnologías (que permiten la automatización y separación de tareas antes integradas).
Formas de Descentralización
La descentralización puede realizarse de diversas maneras; las más habituales son:
- Constituyendo empresas multiplanta. Estas dividen su actividad en establecimientos múltiples, cada uno de los cuales se especializa en una tarea y se localiza en el entorno más favorable.
- Recurriendo a la subcontratación. Unas empresas encargan a otras empresas la realización de fases, piezas, componentes o productos acabados.
Cambios en el Tamaño de las Empresas
Los cambios en el sistema de producción favorecen la proliferación de PYMES que, por otro lado, son predominantes en España, y la reducción del tamaño medio de las industrias. Sin embargo, gran parte de la industria y, desde luego, la más rentable y dinámica, depende de grandes empresas multinacionales.
Cambios en el Empleo Industrial
Los cambios en el empleo industrial se resumen en cualificación, terciarización y desregulación.
- Aumenta la proporción de profesionales y técnicos cualificados y se reduce la importancia de las tareas propiamente productivas realizadas por trabajadores manuales o de “mono azul”, pues las tareas simples y repetitivas son sustituidas por la progresiva automatización de las fábricas.
- La terciarización de la industria. La informatización y la automatización reducen las tareas productivas, al sustituir parte de la mano de obra por ordenadores y robots. En cambio, alargan los procesos de producción, pues tan importante como fabricar y vender un producto son toda una serie de actividades anteriores (I+D, diseño, gestión) y posteriores (marketing, control de calidad, servicio postventa) que permiten incrementar su valor y captar clientes. Ello favorece la creciente demanda de profesionales de «cuello blanco», dedicados a los servicios a la producción. El resultado es una progresiva terciarización de la industria. Por eso, más que hablar de una superación de la fase industrial por la terciaria, hay que tener en cuenta que la industria sigue siendo indispensable para impulsar el desarrollo tecnológico y generar el crecimiento de los servicios. Cuando hablamos de “economía terciarizada”, solemos pensar en servicios públicos o privados (sanidad, educación, ocio, comercio…) pero, olvidamos que parte del crecimiento del sector servicios depende del dinamismo de la propia industria.
– El mercado laboral se desregulariza. La exigencia de flexibilidad reduce el número de trabajadores regulados mediante la negociación colectiva y caracterizados por cierta estabilidad (lo que había supuesto un logro social importantísimo) y aumenta el de trabajadores sin regulación y con una creciente precariedad propiciada precisamente por la exigencia de flexibilidad (contratación temporal, autoempleo, trabajo a domicilio, a destajo, etc.). Esta precariedad laboral comenzó en los años 80 y actualmente, se ha aprovechado la crisis económica para reforzar la tendencia.
Problemas Estructurales de la Industria Española
La industria española padece algunos problemas estructurales que dificultan su adaptación al nuevo ciclo tecnológico.
- a) La dimensión de las empresas es inadecuada. La mayoría de ellas son pequeñas (menos de 50 trabajadores) o medianas (51-500), pero generan casi un tercio del empleo en la industria. El problema está en la baja productividad de buena parte de las mismas.
- b) La investigación es escasa. La inversión en I+D+I es muy reducida. Actualmente, la inversión es menor del 1% del PIB, muy por debajo de la de otros países comunitarios y con la crisis, en vez de incidir en la investigación como están haciendo otros países, la inversión ha descendido. Además, son inversiones muy concentradas desde el punto de vista sectorial (en las ramas más dinámicas: electrónica, informática…) y territorial (Madrid y Cataluña).
- c) La tecnología es atrasada y dependiente. España crea poca tecnología, importa mucha y apenas exporta. El origen del déficit tecnológico reside en los reducidos gastos en I+D.
- d) Buena parte de ella es muy dependiente de la demanda del sector de la construcción y por ello, actualmente presenta una gran crisis.
Las consecuencias principales de esta estructura son la baja productividad y calidad, el mayor precio de los productos y la menor competitividad de las empresas.