Al-Ándalus: Reinos de Taifas y Reino Nazarí
En 1031, los gobernadores de las provincias se declararon independientes y el Califato se dividió en pequeños reinos, los primeros reinos de taifas. Los cristianos aprovecharon para cobrarles tributos a cambio de la paz, e intensificaron sus ataques que culminaron en la toma de Toledo (1085). Los almorávides, bereberes del norte de África, fueron llamados por los reyes taifas, derrotaron a los cristianos en Sagrajas (1086) e impusieron su dominio en Al-Ándalus reunificando las taifas e implantando un radicalismo religioso, hasta que las ciudades andalusíes se levantan contra ellos dando lugar a los segundos reinos taifas. Los almohades (que habían conquistado a los almorávides en el norte de África) llegan a Al-Ándalus con la intención de conquistarlo, derrotando a los cristianos en Alarcos (1195). El poderío almohade asusta a la cristiandad europea que, con la ayuda del Papa, realiza una cruzada culminando en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) con la derrota de los almohades. Al-Ándalus queda dividido en los terceros reinos de taifas, que facilitará el avance de los cristianos hacia el sur. En la segunda mitad del siglo XIII, Al-Ándalus quedaba reducido al reino nazarí de Granada, que subsistió comprando la paz a Castilla a cambio del pago de parias. Pero los conflictos políticos fueron frecuentes, por lo que los cristianos fueron conquistando pequeños territorios, hasta finales del siglo XV en que fue conquistado definitivamente por los Reyes Católicos (1492).
Economía, Sociedad y Cultura de Al-Ándalus
Económicamente, los musulmanes potenciaron la agricultura de regadío con nuevas técnicas (embalses, acequias, pozos y norias) y trajeron nuevos cultivos de Oriente (cítricos, arroz, algodón y azafrán). La ganadería se centró en la cría de ovejas, caballos y gusanos de seda. La minería explotó hierro, cobre, oro, plata y sal. En artesanía destacaron los tejidos, la cerámica vidriada, el papel, el cristal, el cuero y los metales preciosos. Mantuvieron un intenso comercio interior (en los zocos) y exterior, tanto con el resto de países islámicos como con la Europa cristiana.
En la sociedad de Al-Ándalus, los musulmanes eran los árabes, los bereberes procedentes del norte de África y los muladíes o cristianos convertidos al islam. Siguieron viviendo cristianos (mozárabes) y judíos, que gozaban de libertad de culto a cambio del pago de elevados impuestos. En los niveles superiores se situaban los cargos de gobierno y administración (árabes), a los que seguían grandes comerciantes y propietarios de tierras (árabes y algunos bereberes) y numerosos campesinos y pequeños artesanos libres (bereberes, muladíes, mozárabes y judíos).
Culturalmente, Al-Ándalus difundió la cultura helenística, de Asia Anterior y de la India: la numeración india sustituyó a la romana, obras de astronomía, de matemáticas o de medicina. Cultivó el estudio de la historia, de la geografía y de la literatura, en las que se impuso la lengua árabe. Se potenciaron las ciudades, siendo Córdoba la de mayor esplendor, en donde destacaba la medina, el alcázar, el zoco y la gran Mezquita de época califal. De épocas posteriores cabe destacar el palacio de la Aljafería de Zaragoza (de los primeros taifas), la Giralda de Sevilla (almohade) y el palacio de la Alhambra de Granada (nazarí).
Los Primeros Núcleos de Resistencia Cristiana y la Reconquista
Tras la conquista musulmana de toda la península, la Reconquista es el largo periodo de enfrentamientos y convivencia entre cristianos y musulmanes durante los siglos VIII y XV. Entre los siglos VIII y X, los cristianos crean núcleos de resistencia en las montañas cantábricas y pirenaicas, avanzando muy lentamente hasta el Duero. El núcleo de resistencia astur surgió tras el triunfo del noble visigodo Pelayo, en Covadonga (722). El reino astur, con capital en Oviedo, fue el primer reino cristiano, donde sus primeros reyes fueron extendiendo sus dominios hacia Galicia y el País Vasco y hacia el sur de la cordillera Cantábrica. A comienzos del siglo X, Alfonso III llega hasta la cuenca del Duero y pasó a denominarse astur-leonés, con capital en León. En su extremo oriental se forma el condado de Castilla.
Los núcleos de resistencia pirenaica fueron tres: en el Pirineo occidental los vascones derrotaron a los carolingios en Roncesvalles (778) y poco después surgía el reino de Pamplona, que en el siglo X extendió sus dominios hacia las tierras del alto Ebro e incorporó a su reino al condado de Aragón (en los Pirineos centrales). En el siglo XI, Sancho III de Navarra hereda el condado de Aragón e incorpora el condado de Castilla. Tras su muerte el reino quedará dividido entre sus hijos: Aragón para Ramiro I y Castilla para Fernando I. En el Pirineo oriental, los condados catalanes estaban bajo la tutela de los reyes francos; el condado de Barcelona consiguió la independencia en el siglo X siendo conde Borrell II, y comenzó su expansión.
Etapas de la Reconquista
La Reconquista pasará por distintas etapas: a partir del siglo XI, tras la caída del Califato y durante los primeros reinos de taifas, se estableció la línea fronteriza con Al-Ándalus en el río Duero. Alfonso VI de Castilla y León toma Toledo (1085) llevando la frontera hasta el Tajo, pero será derrotado por los almorávides en Sagrajas (1086).
En Aragón, Alfonso I el Batallador lleva la frontera hasta el valle medio del Ebro. Los condados catalanes, con el matrimonio de Ramón Berenguer IV y Petronila de Aragón pasan a formar parte de este reino. A finales del siglo XII la invasión almohade frenó la expansión: Alfonso VIII de Castilla y León es derrotado en Alarcos (1195), pero tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212) y su victoria sobre los almohades, queda abierto el valle del Guadalquivir. En la última etapa (siglo XIII) Fernando III, que unifica Castilla y León pasando a ser Castilla, toma Córdoba y Sevilla. Su hijo Alfonso X Cádiz y Murcia. Al este, Jaime I el Conquistador de Aragón conquista Mallorca y Valencia. Solo Granada quedó como reino musulmán.
Modelos de Repoblación
Paralela a la Reconquista se efectuó la Repoblación, a medida que los cristianos se asentaban en las tierras ganadas a los musulmanes. Hasta el siglo X se favoreció la repoblación concejil (presura) entre los ríos Duero y Tajo y en el valle del Ebro, a medida que iban llegando labriegos, monjes o caballeros del norte; el territorio se dividió en municipios (concejos) formados por una villa amurallada y un terreno municipal (alfoz). Los repobladores recibían una casa y tierra, así como un fuero otorgado por el rey en el que se recogían los derechos y deberes de los repobladores.
Entre los siglos XI y XII, entre el Tajo y Sierra Morena, tierras peligrosas y con poca población, la repoblación se encomendó a órdenes militares que recibieron extensos señoríos llamados maestrazgos, a cambio de defender el territorio. Desde el siglo XIII, en el valle del Guadalquivir se llevaron a cabo los repartimientos entre los participantes en la reconquista según sus méritos: los nobles recibieron grandes propiedades y las gentes del pueblo pequeños lotes de tierra. La repoblación fue escasa en el reino de Aragón por la permanencia en sus tierras de musulmanes (mudéjares) y la que se llevó a cabo fue a base de repartimientos.
Organización Política, Régimen Señorial y Sociedad Estamental en los Reinos Cristianos
En Castilla la monarquía era unitaria sobre un solo reino y el rey tenía máximos poderes. En Aragón la monarquía era federativa, compuesta de varios reinos (Aragón, Valencia y Mallorca) y los territorios catalanes, que tenían sus propias instituciones, leyes y costumbres. Hasta el siglo XII, los reyes se ayudaron para gobernar de la Curia Regia (nobleza y clero), hasta que a finales del siglo XII se une a ella la burguesía, creándose así las Cortes (las de León fueron las más antiguas de Europa).
En Castilla las Cortes eran únicas para todo el reino y no eran un instrumento de control, mientras que en Aragón cada territorio tenía sus propias Cortes (excepto Mallorca) y tuvieron más poder, ya que el rey tenía que someter las nuevas leyes a su aprobación (pactismo). En Navarra las Cortes nacen tardíamente (ya que formó parte del territorio francés en el siglo XIII), teniendo su mayor desarrollo en los siglos XIV y XV.
El Régimen Señorial
Los señoríos fueron grandes dominios territoriales concedidos por el rey en la repoblación, cuyo titular tenía derechos jurisdiccionales sobre tierras y personas. En el señorío de realengo el titular era el rey: estos señoríos se otorgaron hasta el siglo X como primera forma de repoblación llevada a cabo por el monarca o nobles que actuaban en su nombre. Llegaron hasta el Duero donde, con la concesión de fueros y privilegios, se crearon concejos con tierras comunales (alfoces). En el señorío de abadengo el titular era un eclesiástico (abades): surgen a partir del siglo XI en zonas del interior y sur del Tajo y recayeron en órdenes militares que defendían el territorio. En ellos, las tierras no se podían dividir ni vender (manos muertas). El señorío solariego o nobiliario pertenecía a un noble laico y fue fruto, a partir del siglo XIII, de la repoblación por repartimientos; estos señoríos tampoco podían partirse ni venderse por lo que para evitar las “manos muertas” se crea el Mayorazgo: obligación a los señores de transmitir íntegramente todas sus propiedades al primogénito.
La Sociedad Estamental
El sistema repoblador y señorial dio como consecuencia una sociedad estamental, cerrada y a la que se pertenecía por nacimiento. El rey era “el primero de sus iguales” ya que hasta el siglo XIV fue la nobleza y el clero los que gozaron de jurisdicción completa sobre sus tierras y habitantes, por los que tuvieron privilegios respecto al campesinado. La nobleza controló amplios territorios por los que recibía altas rentas, mientras su función principal era guerrear. El clero, cuya función era rezar por todos, contaba igualmente con extensos señoríos y cobraba altas rentas. El campesinado era el estamento no privilegiado, su función era trabajar las tierras de los anteriores, sujeto a una gran dependencia de estos y al pago de impuestos.
Organización Política de Castilla, Aragón y Navarra al Final de la Edad Media
La Reconquista se estancó en el siglo XIV, momento a partir del cual se produce una crisis demográfica (hambre y muertes), económica (malas cosechas), sociales (revueltas campesinas en Cataluña y en Galicia), y también política (guerras civiles en Castilla y en Aragón). En Castilla, a la muerte de Alfonso II, hubo una guerra fratricida tras la que se estableció la nueva dinastía de los Trastámaras, iniciada por Enrique II tras vencer a su medio hermano el rey legítimo Pedro I. El sucesor de Enrique II, Juan I de Castilla, se enfrentó a Portugal por el control de la costa africana atlántica, siendo derrotado en Albujarrota. Sus sucesores Juan II y Enrique IV, durante el siglo XV, vieron disminuida su autoridad frente a la nobleza hasta la creación de nuevas instituciones que reforzaron el poder real.
En Aragón hubo una proyección hacia el norte de los Pirineos y hacia el Mediterráneo. Desde finales del siglo XIII y hasta principios del XIV se conquista Sicilia a la casa francesa de Anjou y se ocupó Cerdeña. Durante las expediciones de almogávares a Oriente, en ayuda del imperio Bizantino contra los turcos, fue asesinado Roger de Flor y, como venganza catalana, los almogáraves saquearon ciudades de Grecia, el ducado de Atenas y Neopatria. Al ver cómo se extinguía la dinastía reinante en Aragón, Pedro IV mantuvo una pugna con Pedro I de Castilla: el Compromiso de Caspe elige rey de Aragón a Fernando I (de los Trastámaras de Castilla), al que sucede su hijo Alfonso V (que conquista Nápoles) y Juan II, que se enfrentó a sectores dominantes en Cataluña.
Navarra, tras las presiones anexionistas de Castilla y Aragón, no pudo ampliar su territorio hacia el sur al estar rodeado por estos reinos desde el siglo XII. A la muerte de Sancho VII la corona pasó a la casa francesa de Champaña y más tarde a la propia corona de Francia. Reyes navarros posteriores devolvieron su independencia al reino. En el siglo XV se mantuvieron pugnas internas y se intentó inútilmente acabar con la presencia francesa en el gobierno, pero gozó de un importante Fuero General que fue mejorado con el tiempo.